¿Qué pretende este blog?


Mi blog pretende realizar una crítica, lo más completa posible, de los principales hoteles europeos, así como proporcionar instrucciones y usos de protocolo y buenas maneras tanto a los profesionales del sector como a los huéspedes de los establecimientos. Como se observa, todo está basado en la independencia que me caracteriza, no perteneciendo a ninguna empresa relacionada con este mundo. Soy un consultor independiente. Personalmente he visitado cada uno de los locales de los que hablo en este blog.
Es mi capricho, del que llevo disfrutando varios años y quiero poner mis conocimientos y opiniones a disposición de todo aquel que quiera leerlos.
La idea surgió al no encontrar nada en la red - ni siquiera en inglés - sobre auténticas críticas de hoteles, al margen de comentarios de clientes enfadados que "cuelgan" sus quejas en distintas webs como un simple "derecho al pataleo" sin intento alguno de asesorar, construir o mejorar.
Muchas gracias por vuestra atención y colaboración.

miércoles, 20 de abril de 2011

El hotel de las pastillas de jabón

Esta entrada no es mía. Lo he sacado de Blogodisea, aunque me da que tiene ya sus añitos.
http://www.blogodisea.com/hotel-pastillas-jabon/humor/.
Es tan divertida que merece la pena leerla, seguro que algunos ya la conocéis.



Esta es una divertida historia que ocurrió entre el servicio de limpieza de un hotel, y un cliente del mismo al que le sobraba mucha paciencia. El Sr. Berman es un ajetreado hombre de negocios que sólo volvía al hotel por la noche para descansar, pero había algunas cosillas con las que no estaba nada satisfecho.
Por ello, dejó una nota a la señora de la limpieza para que esta tomara instrucciones en su ausencia. Lo malo, es que se estableció una batalla de notas que acabó con un tono algo surrealista.

hotel baño

Estimada señora de la limpieza:
Por favor no vuelva a dejar más de esos jaboncillos en mi cuarto de baño. Tengo mi propia pastilla de jabón de tamaño normal y no utilizo estos jaboncillos. Por favor llévese los seis jaboncillos que están junto al grifo del lavabo y los otros tres en la jabonera de la ducha, solo sirven para molestar.
Muy agradecido, S. Berman
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Estimado cliente:
No soy la señora de la limpieza que atiende su habitación habitualmente, hoy es su día de fiesta y mañana ella podrá atenderle. Sin embargo siguiendo sus instrucciones he retirado los 6 jaboncillos de su lavabo y los otros 3 de la jabonera de la ducha y los he puesto encima del aparatito de toallitas kleenex por si cambia de opinión. Así que sólo observará los 3 jaboncillos que he dejado hoy siguiendo las órdenes del jefe de servicio del hotel. Espero que sea satisfactorio para usted.
Kathy, señora de la limpieza de apoyo.
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pastillas jabon hotel
Estimada señora de la limpieza:
Espero que sea mi señora de la limpieza habitual, parece ser que Kathy no le comunicó mi nota referente a los jaboncillos. Cuando regresé a mi habitación me encontré que había usted añadido 3 jaboncillos al estante de debajo del botiquín. Voy a estar 20 días en el hotel y no necesito para nada esos 6 jaboncillos del estante, me molestan cuando me afeito o me lavo los dientes, por favor lléveselos de ahí.
S. Berman
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Estimado Sr. Berman:
El pasado miércoles fue mi día libre, por lo que la doncella suplente dejó los tres jaboncillos como mandan los jefes de servicio del hotel que se haga a diario. He recogido los 6 jaboncillos del estante y que al parecer le molestaban en su aseo personal y los he puesto en la jabonera de la ducha donde había una pastilla de jabón que al parecer le pertenece. Esa pastilla la he guardado en el botiquín por la falta de espacio en la jabonera. No he movido los 3 jaboncillos que habitualmente se guardan en el botiquín para el caso de entrada de un nuevo cliente en la habitación y que al parecer a usted no le molestan. Por favor dígame si puedo serle de alguna otra ayuda.
Su doncella habitual, Dotty
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Querido Sr. Berman:
El gerente, Sr. Kensendder, me ha informado esta mañana que usted llamó la pasada noche y que dijo que no estaba satisfecho con la atención del servicio de limpieza de habitaciones. le hemos asignado una nueva doncella y espero que acepte nuestras disculpas por cualquier molestia. Si desea presentar cualquier otra queja me gustaría poder atenderle personalmente, llame a la extensión 1108 de 8:00 a 17.00 y le atenderé muy gustosamente.
Gracias. Elaine Carmen, Recepción
jabones
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Estimada Srta. Carmen:
Me es imposible ponerme en contacto con usted por teléfono porque tengo que abandonar el hotel cada mañana a las 7:30 por cuestiones de negocios y no regreso hasta las 19:00 horas más o menos. Por ese motivo llamé al Sr. Kensendder ayer noche. Usted ya había terminado su jornada laboral. Tan sólo solicité del Sr. Kensendder si podía hacer algo con mi problema de jaboncillos. La nueva doncella que han asignado a mi habitación ha debido pensar que acabo de llegar al hotel y por ello ha dejado 3 jaboncillos en el botiquín de mi habitación y los otros 3 que diariamente reparten por cada habitación. En 5 días llevo amontonados 24 jaboncillos. ¿Por qué me hacen esto?
S. Berman
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Estimado Sr. Berman:
Su doncella Kathy ha recibido órdenes de dejar de repartir jabón en su habitación y de llevarse todos los jaboncillos. Si podemos serle de más ayuda llame a la extensión 1108 de 8:00 a 17.00 y le atenderé muy gustosamente.
Gracias. Elaine Carmen Recepción
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Estimado Sr. Kensedder,
Mi pastilla de jabón – tamaño normal – ha desaparecido, se han llevado todas las pastillas de jabón de mi habitación incluyendo la mía. Ayer noche llegué tarde y tuve que llamar al botones que regresó con 4 botecitos de champú y un bote grande de gel de baño.
S. Berman
champu hotel
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Estimado Sr. Berman,
He informado a la recepcionista, Elaine Carmen, de su problema con el jabón. Sinceramente no puedo imaginar el motivo de su problema ya que todas las doncellas tienen órdenes estrictas de repartir diariamente 3 jaboncillos por habitación. He cursado las órdenes necesarias a fin de resolver su roblema. Por favor acepte mis más sinceras disculpas por las molestias ocasionadas.
Martín L. Kensedder, Gerente
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Estimada Srta. Carmen:
¿Quién demonios ha dejado 54 jaboncillos en mi habitación? Esto es lo que me encontré anoche al llegar a mi habitación, no quiero para nada 54 jaboncillos. Tan solo quiero mi maldita pastilla de jabón tamaño normal, corriente y moliente. Le ruego que me la devuelvan.
S. Berman
jabon pastilla
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Estimado Sr. Berman:
Usted se quejó de demasiado jabón en su habitación y por ello mandé que lo retirasen todo. Entonces usted se quejo al Sr. Kensendder de que todo su jabón había desaparecido y personalmente me ocupé de restituirle los 24 jaboncillos que habían sido retirados y los tres que le corresponden diariamente. No se nada de un jabón tamaño normal, en este Hotel no se usa ese tipo de jabón porque resultaría demasiado derroche y antihigiénico. A cambio, le dejé 3 botecitos de gel de ducha que he dejado en su botiquín. Al parecer, Kathy la doncella, no sabía que había llevado personalmente los 27 jaboncillos y ella también le llevó a la habitación otros 24 jaboncillos y los 3 que le corresponden diariamente. Espero que no tenga mas motivo de ulterior queja.
Elaine Carmen, Recepción
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Estimada Srta. Carmen:
Le remito esta breve nota para ponerle al día de mi actual inventario jabonero. Al día de hoy tengo en mi poder: En el estante del baño: 18 jaboncillos en 4 montoncitos de 4 y un montoncito de 2. Encima del aparato de toallitas kleenex: 11 jaboncillos en 2 montoncitos de 4 y un montoncito de 3. En el estante del armario ropero: 3 botecitos de gel de baño, 1 montoncito de 4 jaboncillos y 3 botecitos de champú. Dentro del botiquín: 12 jaboncillos en tres montones de 4. En la jabonera de la ducha: 6 jaboncillos cuasi convertidos en sopa de jabón. En la esquina noroeste de la bañera: Un bote de gel de baño a medio usar. En la esquina noreste de la bañera: 6 jaboncillos en dos montones de 3. Por favor pida a Kathy cuando limpie mi habitación que procure quitar el polvo a los montoncitos de jabón y que los deje bien ordenados. Por favor, dígale que si los apila en montones de más de 4 tienen cierta tendencia a caerse. ¿Podría sugerir que los futuros aprovisionamientos de jabón se almacenen en el marco de la ventana? A mi humilde parecer es un sitio ideal y todavía sin usar. Una cosa más, he comprado otra pastilla de jabón de tamaño normal que deposito a diario en la caja fuerte del hotel a fin de evitarnos más engorrosas confusiones.

lunes, 11 de abril de 2011

Los modales en la mesa




Mucho se ha escrito sobre este tema. No seré yo quien repita lo que otros ya han dicho. Intentaré innovar, en la medida de mis posibilidades intelectuales.

Encontrándome, no hace más de cuatro meses, en Munich, precisamente en el hotel ya comentado Vier Jahreszeiten Kempinski , degustando un almuerzo en su maravilloso lounge, presencié una atroz escena que me dio pie a escribir lo que vendrá a continuación. Una familia de cuatro miembros estaba situada en la mesa de enfrente. El cabeza de familia, y nunca mejor dicho, se la cubría en todo momento con una extensa gorra de fieltro. Su restante indumentaria eran calcetines blancos, sandalias (en invierno de Munich), pantalón de pana gruesa y una cazadora de borreguillo muy vieja. Bebía su consomé con la barbilla pegada al plato, y llamaba la atención del camarero a estridentes gritos. Su señora comía ostras con cuchillo y tenedor (eso es un arte y lo demás son tonterías). Llevaba tacones de aguja granates y un fular impreciso. No paraba de insistirle a sus hijos que ingirieran más comida. El mayor de ellos, empuñaba el tenedor como si fuera a asesinar a Rasputín. El otro, de unos diez años, aún no conocía el uso de los cubiertos y cualquier alimento se lo llevaba a la boca con las manos.

Esto, siendo un ejemplo flagrante de falta absoluta de modales en la mesa es, por desgracia, corriente en nuestra sociedad. No sólo en los bares de carretera sino en hoteles y restaurantes con clase. Es una de las consecuencias de la extensión tan numerosa de la raza "nuevo rico" de la que ya hemos hablado en varias ocasiones.

No voy a realizar una exégesis sobre la manera de vestir una mesa, tipos de presidencia, comportamientos, etc, a la hora de las comidas. Tan sólo quiero recordar algunos usos que, incluso a los que creemos que dominamos estas situaciones, en ocasiones nos pasan desapercibidos.

1.- En un almuerzo o cena informal, entre amigos, o en cualquiera donde los lugares a ocupar en la mesa no están prefijados de antemano, hemos de huir de la garrulada de "los hombres juntos por un lado y las mujeres por otro". Si bien es cierto que el protocolo estricto manda situarse alternativamente hombre y mujer y así sucesivamente, es aconsejable tener esta regla en la cabeza aunque no la sigamos al pie de la letra. Eso sí, no seamos tan estúpidos y cursis de estar todos de pie detrás de cada silla, media hora tonteando a ver quien va en cada lugar. Se hace con rapidez y ya está.

2.- Los hombres, bajo ningún concepto, se quitan la chaqueta antes de sentarse en la mesa, utilizando el respaldo de la silla como galán de noche. Eso sólo está permitido en las bodas de baja estopa. Ello no quiere decir que no podamos cenar con un polo tranquilamente en una noche calurosa de verano en una terraza con nuestros amigos. Ahí haría el primo el que usara chaqueta. Pero siempre es preferible que sobre a que falte.

3.- Las manos siempre a la vista, nunca encima de los muslos debajo del mantel. Es una ordinariez. Los codos nunca encima de la mesa. Por tanto, combinando ambas prescripciones, ya sabemos la manera de colocar los brazos encima de la mesa. Y, encima de ella no ponemos nada más. El i-phone, las gafas de sol, el tabaco, el mechero, las llaves del coche, la cartera y más elementos de supervivencia masculina, se quedan en los bolsillos aunque molesten.Quien lleve pareja femenina, puede pedirle el favor de que los guarde en su bolso. Ese favor casi nunca suele concederse, y si se hace es a regañadientes. Al menos se puede intentar.

4.- Durante el tiempo que dura nuestra comida, no introducimos nuestro codo en el bazo o en el costado del comensal de al lado. Deben estar lo suficientemente juntos para que el compañero no sufra., sin que parezca que estamos bailando el "baile de los pajaritos". Tampoco emprenderemos una feroz batalla por el microespacio próximo como sucede en aviones o cines. Poco a poco voy ganando terreno con el brazo para estar más cómodo en detrimento del que está a mi derecha o izquierda. Cada comensal respetará su espacio.

5.- Los cubiertos no son remos ni puñales. Siempre que hagamos un parón en nuestra comida los situaremos dentro del plato. Nunca el mango apoyará en la mesa y en el filo del plato como si fuéramos de travesía por un río. Ya me entienden. Tampoco los empuñaremos cual puñal. Siempre cogeremos los cubiertos por la parte superior del mango.

6.- Hay alimentos que debemos ingerir con las manos. Aceitunas, ostras, espárragos, jamón. Y cualquier alimento se lleva del plato a la boca; no la boca se lleva al plato, como mi amigo de Munich.

7.- Hay un utensilio que su uso debería estar penado por ley. El palillo o mondadientes. Jamás lo utilice, ni siquiera para llevarse a la boca alimentos.
8- Perdón por el tuteo. Cada vez que quieras beber durante la comida, deja tus cubiertos dentro del plato, traga lo que tienes en la boca, coge tu servilleta extendida encima de tus muslos, llévatela a la boca limpiándotela suavemente, vuelve a dejar la servilleta, coge tu copa, bebe un sorbo, deja la copa, coge la servilleta, vuelve a pasártela por la boca, deja la servilleta extendida encima de tus muslos, coge tus cubiertos y sigue comiendo. Esto, que en sí parece una estupidez farragosa, es uno de los procedimientos que, en mi opinión, más me dan a entender la clase y elegancia de una persona a la hora de comer. Además, el proceso completo no dura más de 8 o 10 segundos.

Como ven, muchas de las recomendaciones son "de cajón" y las sabemos. Pero a veces, se nos olvidan. Aseguro que cualquier persona que las tenga en cuenta, y guarde modales de cortesía básicos como indumentaria, tono de voz bajo y evitar conversaciones incómodas tiene el éxito asegurado, sin ser una cursi ni una estirada.
Existen muchísimos más temas sobre los modales en la mesa que no pretendo citar salvo que algún lector me pida más información, la cual daré gustosamente. Pero no se trata de una tesis doctoral sino de un simple post que pretende divertir y ayudar. Si lo hubiera tenido escrito, se lo habría pasado a la familia del lounge del Vier Jahreszeiten Kempinski para que les aproveche. Jamás digas esta frase en la mesa.

sábado, 2 de abril de 2011

¿Dónde pongo el huevo?




En nuestras estancias en hoteles suele darse, a menudo, la necesidad de realizar algún tipo de comida; ya sea desayuno, almuerzo, cena o cualquier piscolabis.
Hoy en día, los hoteles no cuentan con un sólo restaurante. La mayoría ofrecen varios y he de reconocer que, algunas veces, he tenido que pensar cuál elegir; no sólo por el tipo de comida sino también por la formalidad de su etiqueta y el horario -me refiero al servicio del mismo (almuerzo o cena)- que ofrece.

Si lo que pretendemos es desayunar, lo tenemos más fácil. Siempre se habilita un salón en el hotel para este tipo de comida. Ya hablamos en su día de los diferentes tipos de desayunos de un hotel. Quiero resaltar que cualquier buen hotel, si se pide, te ofrece la posibilidad de tomar un desayuno continental no sólo en la habitación -a muchas personas nos parece farragoso tener que desayunar en pijama y slippers- sino en algún apartado de las zonas comunes del hotel. Y digo ello porque no todo el mundo quiere ponerse hasta arriba con el desayuno tipo bufé y no queremos gastar los cuarenta, cincuenta o hasta sesenta o más euros que cuesta muchas veces un desayuno. Total para una tostada y un café con leche.

Bien, entramos ahora en el maravilloso mundo del almuerzo. He contemplado en mi vida auténticas burradas de falta de clase y educación por el hecho de elegir  mal el lugar del ágape. Si nos encontramos en un hotel urbano y no queremos un almuerzo muy formal, lo tenemos claro. Debemos acudir al menos formal de los lugares que un hotel ofrece para tomar una comida rápida. Su lobby. Si queremos algo, no sólo más formal sino que nos tenga sentados más tiempo, podemos preguntar en el Concierge cuál es el restaurante o los restaurantes que el hotel indica para almorzar. Lo que no podremos hacer nunca es acudir en shorts a un restaurante que no admita indumentaria sport. Y sí es posible su viceversa. No es de recibo comer en mesa redonda bien vestida, con tie and jacket y con un señor en la mesa de al lado en manga corta y zapatillas de deporte.

Si lo que queremos es cenar, quizá lo tenemos más sencillo. Es en el "dinning room" donde podemos realizar ya una cena formal, tranquila y cuidando cierta etiqueta. Pero siempre, cualquier hotel -lógicamente con categoría-, tiene habilitados otros restaurantes con diferentes tipos de etiquetas.

Como dicen en mi tierra, "a ver donde pones el huevo"; es decir, debes decidirte por uno y actuar en consecuencia.

Para el siguiente post, hablaremos de los modales en la mesa, algo que -por desgracia- ni se tienen, ni se esperan.