Empezamos con esta entrada, un pequeño manual, cuya misión no es otra que instruir sobre usos y costumbres que, en mi opinión, deben ser utilizados por cualquier viajero.
No se publicarán de corrido, sino que irán intercalados con otros post sobre reseñas de hoteles u otros menesteres. Eso sí, se identificarán por su título, puesto que siempre aparecerá "Manual del turista educado".
Espero que su lectura les sea divertida, pero sobre todo, que sirva para hacernos la vida más agradable.
Comenzando con este manual, quiero hablar ahora sobre uno de los grandes retos a los que actualmente se enfrenta el turista educado; el viaje en avión.
Hasta la eclosión de las compañías aéreas de bajo coste, el viaje en avión, aparte de viajeros de negocios, estaba reservado a personas de capacidad adquisitiva alta. Hoy en día, cuesta menos un trayecto en Ryanair a Oslo desde Alicante que un billete de autobús bananero a Soria desde Guadalajara. Ello ha facilitado el aumento del turismo (barato) en toda Europa y ha servido para que económicamente el sector no haya sido ahogado por la crisis. Aunque parezca lo contrario soy defensor de este tipo de compañías aéreas y las he utilizado en varias ocasiones. Algunas, por cierto, son más puntuales que otras regulares.
Además, no tienen culpa de la falta de educación de muchos de sus usuarios; falta de clase que ha penetrado ya hasta en la médula de cualquier compañía aérea. Vamos a intentar ponerle remedio.
1.- No viaje en avión (ni en ningún otro medio de transporte) con la misma indumentaria que utiliza un sábado cuando baja al bar de la esquina a por tabaco. Mírese al espejo antes de salir de casa y compruebe que cumple con las mínimas reglas del decoro, del pudor y del buen gusto. Si sucumbe, cancele su viaje. El chándal solo vale para hacer deporte y las "chanclas" para ir a la piscina -a mi parecer, ni para eso-. Por favor, téngalo en cuenta.
2.- Cuando pase por el detector de metales, tranquilícese. Quítese sólo lo que está estipulado, cuando se lo vuelva a poner, no lo haga en la misma cinta del equipaje de mano. En todos los aeropuertos existen mesas un poco más apartadas del control para volver a calzarse o a ponerse un cinturón , el reloj, el escapulario de la Virgen del Carmen, o lo que sea. De lo contrario, obstaculiza al siguiente y da una sensación de palurdo muy acentuada.
3.- Ya en la puerta de embarque, tenga paciencia. Es de pueblerinos ponerse a la cola para embarcar cinco horas antes de la llamada del vuelo. Si quiere entrar antes al avión pague un "priority boarding" en una bajo coste y ya está. Además, el español lleva incorporado en su código genético el hacer largas colas sin motivo. Hagan la prueba. Pónganse tres amigos uno detrás del otro y, en media hora, verán la que tienen formada detrás. Hagan la cola cuando llamen desde la puerta de embarque. Tampoco vale el extremo opuesto que espera hasta el último segundo de la última llamada para entrar en el avión. Es una actitud muy chulesca y pasota.
4.- Una vez dentro del avión, ponga su equipaje de mano rápidamente en los compartimentos y ¡SIÉNTESE! (Me ha faltado decir un taco que está de más). No obstaculice la entrada al resto, piense en los demás, aunque sea un poco.
5.- Pida permiso al de detrás para poder abatir su butaca. Esto lo hace una persona de cada millón. Sólo me lo han dicho una vez y qué cómodo viajé aunque no tuviera espacio. No obstante, la gente educada que viaja en clase turista en trayectos de corto y medio radio, no reclina su asiento. Por tanto, si su espalda es una tabla de planchar o su fortaleza es de mantequilla, sintiendo un impulso irremediable por abatir su asiento, nada más poner su trasero en la butaca, coménteselo antes a su compañero de detrás.
6.- No grite ni hable en voz alta dentro del avión, sobre todo si es usted español. No se haga notar. Si se pone nervioso, tómese una "dormidina".
7.- Si viaja con niños pequeños, aunque con algunos es imposible, procure tenerlos distraídos y relajados. Si lloran o gritan -hay que recordar que los cambios de presión les afectan mucho a los oídos- intente calmarlos. Si le toca sentarse cerca de un bebé o niño pequeño, demuestre su educación sonriendo y no poniendo mala cara a los padres si el niño se pone a llorar.
8.- Al llegar al destino no se ponga de pié impartiendo codazos para ser el primero en salir aunque vaya en la butaca 23. ¿Acaso no se ha dado cuenta que siempre que haya "finger" sólo abren la de delante y hasta que no salga el de la fila anterior usted no lo va a hacer? Guarde la compostura y relájese. Tampoco sea el extremo opuesto salvo que ocupe ventanilla. Es decir, cuando le toque, levántese y no deje pasar a todos hasta que haya salido el último para proceder a levantarse. Su compañero de butaca puede no pensar como usted.
9.- En la cinta de recogida del equipaje, deje sitio a los demás. No se preocupe, el equipaje que no se retira en la primera vuelta, vuelve a salir, no es triturado.
10.- Si le esperan en llegadas con un letrero con su nombre, no le grite al portador. Acérquese a él y ya está. No se preocupe que no se va a ir.
11.- Si opta por tomar un taxi, no sea pillín. Guarde cola reglamentariamente.
12.- Si lo que he dicho hasta ahora le importa un bledo, por favor, utilice la bicicleta o el globo aerostático como su medio de transporte.
De valor incalculable el manual. Que razón lleva. Además da igual el aeropuerto o el país, el español se reconoce a una media de 500 metros por su tono de voz o por el comportamiento.
ResponderEliminarEl tono de voz de un español es facilmente reconocible a mediana distancia, como bien comenta. Muchas gracias por sus amables palabras.
EliminarPerdone la demora en mi respuesta.
Quedo a su entera disposición.
Reciba un cordial saludo,
Alfredo.