¿Qué pretende este blog?


Mi blog pretende realizar una crítica, lo más completa posible, de los principales hoteles europeos, así como proporcionar instrucciones y usos de protocolo y buenas maneras tanto a los profesionales del sector como a los huéspedes de los establecimientos. Como se observa, todo está basado en la independencia que me caracteriza, no perteneciendo a ninguna empresa relacionada con este mundo. Soy un consultor independiente. Personalmente he visitado cada uno de los locales de los que hablo en este blog.
Es mi capricho, del que llevo disfrutando varios años y quiero poner mis conocimientos y opiniones a disposición de todo aquel que quiera leerlos.
La idea surgió al no encontrar nada en la red - ni siquiera en inglés - sobre auténticas críticas de hoteles, al margen de comentarios de clientes enfadados que "cuelgan" sus quejas en distintas webs como un simple "derecho al pataleo" sin intento alguno de asesorar, construir o mejorar.
Muchas gracias por vuestra atención y colaboración.

viernes, 28 de octubre de 2011

La carta de almohadas







Vamos a ser sinceros, la carta de almohadas de un hotel es ese servicio que, hoy en día muchos ofrecen pero pocos quieren que sea demandado por el huésped.
Yo, como dicen los de pueblo, padezco de cervicales. Es mi punto débil y, cuando entran en acción las puñeteras, tengo que drogarme con una mezcla explosiva de ibuprofeno, naproxeno y varios enos más -incluidas las sales de frutas- que me dejan absolutamente grogui y con el estómago mas chungo que un cliente de esos restaurantes que Gordon Ramsay intenta reflotar. No hay omeprazol que contrarreste mi ingesta de enos.

Por todo eno, doy mucha importancia a la cama a la hora de dormir. Ya hablé hace un tiempo sobre los diferentes tipos de cama de un hotel. Pero una cama no es nada sin una almohada que la apoye y acompañe; ambas deben formar un matrimonio bien avenido e indisoluble, colaborando estrechamente entre sí.
Pocas, muy pocas veces he dormido en un hotel con una almohada que me convenza de verdad.

Muchos, a la hora de vestir la cama utilizan docenas de cojines y almohadas que, si no esperas al servicio de turn-down, te lleva media hora ir quitándolos todos hasta desnudarla. Otros hoteles, en cambio, le dan la misma importancia a la almohada que al proceso de oxidación del hierro y te dejan caer una sola con menos relleno que el sujetador de la Barbie. Otros, en el lugar más recóndito de la habitación, justo debajo de un libro, de esos grandes y decorativos, depositan la carta de almohadas para evitar que un estúpido cliente como yo pegue el coñazo. Otros te ofrecen una carta con veintisiete tipos diferentes pero todas, al final, son iguales. Lo único que consiguen es que no te aclares. En fin, después de tu pareja, lo más personal que tiene el ser humano es su almohada y algunos invierten los términos. Por tanto, no es de extrañar que sea difícil conseguir que un cliente acabe absolutamente satisfecho con el tipo de almohada.

Los diferentes tipos de almohadas podríamos catalogarlos en.

La almohada nube: Es esa que cuando la ves parece altísima pero que cuando apoyas la cabeza se va deshinchando como un balón de playa hasta casi, llegar a fundirse con el colchón.

La almohada hiperergonómica: Es aquella que parece estar diseñada por Ferrari con materiales extraterrestres pero, como no estás acostumbrado a dormir en ella, la primera noche te acuerdas del momento que decidiste no quedarte calladito y utilizar la carta de almohadas.

La minialmohada: Es esa que mide 10x10 cm. y que no te da ni para apoyar el lóbulo de la oreja. He visto algunas de estas en varios hoteles. Parecen algodones desmaquillantes, mas que almohadas.

La "papel de fumar". Es esa que no te das cuenta que está en la cama hasta que te acuestas. Es tan fina que se disimula con el colchón.

La almohada hipoalergénica. Es la que está hecha con materiales y tejidos tan complicados que, si bien es cierto que son apropiadas para alérgicos, ni los ácaros quieren dormir encima de lo incómodas que son.

La almohada cojín. Pues eso. Es la que cogen el relleno de un cojín y le ponen una funda de almohada. Menuda tontería. Pero son muy comunes.

La almohada alta y dura: Es la que jamás encontrará en ninguna carta de almohadas de ningún hotel. Es mi preferida.

5 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo en lo dificil que es encontrar una buena almohada en un hotel y lo odiosos que resultan los cojines, pero ultimamente mi pesadilla es llegar y encontrarme la cama cubierta solo por un grueso edredón (a veces sabanas y edredón), se que voy a despertarme asfixiado y sudoroso como si me encontrase mál y que si me destapo pasaré frio. Para el hotel será muy comodo pero para mi es un seguro de dormir mal.
    Un saludo

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  2. Últimamente en los hoteles es difícil encontrar almohadas que cubran todo el ancho de la cama. Y eso, personalmente, me incomoda mucho.
    Por cierto, yo soy de los que duermen con una almohada baja, muy baja diría yo. Esa es mi preferida.

    Un saludo
    Álvaro S.

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  3. Cualquier hotel, JA, de Inglaterra para arriba, tiene esos dichosos nórdicos solamente como cobertura de cama. Ni mantas ni nada. Además, se deslizan y te lo encuentras en el suelo de madrugada muerto de frío.
    Y, como bien dices, si te tapas con él, acabas derritiendote del calor asfixiante que confiere.

    Pasa igual que con las persianas. No conozco ningún hotel del norte de Europa que las tenga.

    Gracias por tu comentario.
    Un saludo

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  4. Hola Álvaro S.
    Así es. Es más; no se me viene a la cabeza ningún hotel que hoy en día tenga almohada corrida de lado a lado del ancho de la cama. Las individuales le han ganado terreno.

    Sobre gustos, los colores. Ya ves. En eso somos contrarios. Yo alta y dura. Las de lana de nuestras abuelas -que ya no existen ni en las tiendas- serían mis preferidas.

    Gracias por tu comentario.
    Un saludo

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  5. Has tocado otro tema fundamental, el oscurecimiento de la habitación, siempre despierto con la dichosa luz que entra por las ventanas. Lo mejor que he encontrado son los estores opacos que bajan por riel lateral en el Mandarin Oriental de Barcelona.
    Un saludo.

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