¿Qué pretende este blog?


Mi blog pretende realizar una crítica, lo más completa posible, de los principales hoteles europeos, así como proporcionar instrucciones y usos de protocolo y buenas maneras tanto a los profesionales del sector como a los huéspedes de los establecimientos. Como se observa, todo está basado en la independencia que me caracteriza, no perteneciendo a ninguna empresa relacionada con este mundo. Soy un consultor independiente. Personalmente he visitado cada uno de los locales de los que hablo en este blog.
Es mi capricho, del que llevo disfrutando varios años y quiero poner mis conocimientos y opiniones a disposición de todo aquel que quiera leerlos.
La idea surgió al no encontrar nada en la red - ni siquiera en inglés - sobre auténticas críticas de hoteles, al margen de comentarios de clientes enfadados que "cuelgan" sus quejas en distintas webs como un simple "derecho al pataleo" sin intento alguno de asesorar, construir o mejorar.
Muchas gracias por vuestra atención y colaboración.

martes, 15 de mayo de 2012

Hotel Ritz. Madrid













Web
Como ya sucede en todos los hoteles de Orient-Express, la web del Hotel Ritz posee el diseño común al resto de la cadena. De fácil navegación, fotos de muy buena calidad y reservas propias. Como punto a mejorar, destacaría que no se puede acceder a una reserva a través de dispositivos móviles tipo iphone o ipad.

Check-in
Mi acompañante y yo llegamos a Madrid, esta vez por Ave desde Barcelona. En dos horas y media te plantas en la capital. Sinceramente, ya no merece la pena -a mi parecer- un avión para este trayecto; eso sí, las tarifas por regla general, son algo más caras para el tren. Quién lo iba a decir hace sólo unos pocos años. Sucede que debes pasar el mal trago, una vez llegado a Atocha, de coger un taxi al Ritz. En el momento que te subes al vehículo y dices al taxista dónde vas, algunos de tus familiares difuntos se revuelven en su tumba, los pobrecitos. Y es que para no más de quinientos metros que separan la estación del hotel, el propietario del vehículo ha estado haciendo un par de horas o tres de cola. Pero no voy a ir tirando por todo el Paseo del Prado con las maletas. Qué le vamos a hacer. Para algo está la bajada de bandera.

Entrada y fachada del hotel


El Ritz se encuentra situado en un precioso entorno de la ciudad, en plena Plaza de la Lealtad, a unos pocos pasos del Museo del Prado y de la Iglesia de San Jerónimo. Aunque el lugar es de indiscutible belleza, nadie puede dudar eso, y de emblemática arquitectura; particularmente no me gusta el enclave. Salvo que visites los museos de Madrid, queda un poco lejos de todo y cerca de casi nada. Yo, como friki de los viajes, soy de los que les gusta Claudio Coello, Ortega y Gasset, Velázquez, coger un metro. Nada de eso está cerca del hotel, sobre todo lo último que tienes que irte a la Puerta de Alcalá para tomarlo.
Pero señores, el Ritz es el Ritz y era una de mis espinas clavadas en Madrid pues, por varios motivos, no había tenido la oportunidad de hincarle el diente. Y hablando de hincamientos, lo que se dice hincar, se hincó. Pero no de la manera que uno esperaba. Me iré explicando.

La llegada al hotel es preciosa. El servicio de portería, de gran experiencia, nos recibió muy afablemente. Mientras uno despachaba el equipaje, el otro nos empujaba la puerta giratoria para acceder al hotel. El hall es fastuoso, como en cualquiera de los tres o cuatro Ritz del mundo. Digo cuatro porque, aparte del de París, Londres y Madrid; Barcelona mantiene opción con El Palace (Antiguo Ritz) del que hablaré pronto. Bien, continuando con lo que nos ocupa, una mesa de cristal con adornos florales de primerísima categoría, es lo primero que te encuentras. A la derecha está el mostrador del Concierge y, a la izquierda, el de Recepción, un poco metido en una habitacioncita.

Cocierge, hall de entrada. Al fondo izquierda, entrada salón de desayunos


Llegamos pronto, no eran más de las once y, es lógico, la habitación estaba por verificarla la gobernanta. Muy amablemente nos invitaron a una bebida en el loby mientras esperamos. No más de quince minutos. Como debe suceder en todo hotel que se precie de estilo tradicional, un pianista a esas horas ya amenizaba el ambiente. El trasiego de políticos, gente famosa, famosilla y de la farándula madrileña era continuo. De hecho, es importante diferenciar los huéspedes del Ritz (la mayoría ingleses y japoneses; casi ningún español) y los que se reúnen en el Ritz a desayunar, a tomar el té, a charlar, a dejarse ver (eso sí son españoles, de los que hablaba antes).

Loby del hotel

Una persona de recepción nos comunicó que ya estaba disponible la habitación. Y aquí viene el primer punto de mejora. Tenía reservada una habitación doble, sencilla. La tarjeta de socio "acces" de The Leading Hotels of the World, aparte del desayuno y del uso gratuito de la wifi, te da la posibilidad de un "upgrade" de habitación, en el caso de que exista disponibilidad. Me repatea que, cuando te dan ese "upgrade", te lo repiten varias veces. Y es de agradecer ese detalle del hotel. Sucede que cuando no lo hay, por los motivos que sea, -como sucedió en este caso-, se callan y no dicen nada. Eso no está bien. La opción que a mi juicio es la más acertada es comentar algo así: "lamento decirle que no es posible ofrecerle un "upgrade" en esta ocasión por estar completos". Ya está. Es absolutamente comprensible para cualquier ser educado y nadie se debiera sentir mal por ese comentario. Si quieres una suite, la pagas y punto.

La habitación
La habitación estaba situada en el punto más lejano desde el ascensor. Había casi que hacer un descanso a mitad de camino para tomar fuerzas y proseguir la ruta. Pero este tema reconozco que tiene sus opiniones contrarias. Hay huéspedes que prefieren esa privacidad que confiere la lejanía. Bien, la entrada a la habitación fue sorprendente, cuanto menos.

El tamaño es el más pequeño en el que he estado nunca en un hotel de lujo. El ambiente era avejentado, que no clásico, con luz amarillenta, dando la sensación de que Alfonso XIII iba a salir del armario -y perdón por la expresión que puede dar lugar a equívoco- para darnos la bienvenida. La cama, de tamaño "queen" y marca Flex era muy cómoda y sus sábanas de muy buen algodón. No obstante, el cabecero daba algo de miedo.

Cama


Justo a los pies de la misma, se disponía, absolutamente huérfana, una butaca, con tapicería indescriptible a juego con dos sillas; la una arrinconada, la otra para poder sentarse enfrente del mínimo escritorio, de madera noble, eso sí. 

Butaca con silla


La moqueta era muy vieja pero bien cuidada. La televisión estaba situada encima de un mueble que no pegaba ni con cola. En el escritorio, como se ve en la foto, estaba el regalo de bienvenida como miembro de The Leaders Club; un pastel de almendra con más celofán que otra cosa y sólo un juego de cubiertos. El agua era de botella de plástico, tipo hostal, situada en las mesillas de noche. Eso sí, eran repuestas en el turn-down. En una había un cargador de iphone un tanto arcaico. 

Escritorio

Mesilla de noche y cargador de iphone con radio-despertador



De los armarios, mejor ni hablar, una especie de cajonera se escondía detrás de la puerta. Al lado, otra puerta con un perchero, una caja fuerte encima de otra cajonera y, encima, unas mantas. El aire acondicionado sólo daba calor, no frío; seguramente no habían conectado el general aún. El sistema de domótica era novedoso para el pasado siglo pero un tanto anticuado para hoy en día.

Interior de armario sin intervención humana

Detalle del otro armario adyacente


Párrafo nuevo merece el cuarto de baño. Absolutamente pequeño con doble lavabo de grifería dorada, de la barata de Roca, necesitaba urgentemente una remodelación. El secador de pelo secaba menos que el soplido de una hormiga. Mi acompañante desistió de tal acción, cuarenta minutos después de estar intentándolo. 

Lavabos

Secador de pelo anclado a la pared alicatada


El enchufe para máquinillas de afeitar parecía el que usó César Ritz en sus inicios y las toiletries, de la gama Quercus de Penhaligon´s se disponían en tarritos de 30 ml. Por los pasillos del hotel me encontré con un carrito que tenia toiletries Acqua di Pama. Imagino que las utilizarán para habitaciones superiores. No obstante, aunque me parece una práctica de muy mal gusto que un hotel utilice toiletries diferentes para diferentes tipos de habitación, yo me quedo con Penhaligon´s.

Toiletries

Enchufe baño


La bañera se lleva la palma. Estrechísima y con la horrible cortinilla. Pero eso no es lo peor. No tenia ducha de mano y sólo te podías duchar por el chorro de arriba. Los que utilizan la ducha de mano, saben apreciar lo dificultoso que es practicar dicha tarea sin ella. Fue de lo único que me quejé en recepción a la salida, no quería montar jaleo a lo maleducado, y la respuesta fué que, si lo hubiera dicho, me habrían puesto una de mano. No sé cómo ni cuando. Yo nunca miro si hay ducha de mano en un hotel hasta que estoy en pelotas dentro de la bañera. Los albornoces muy confortables pero las toallas necesitaban también una remodelación.

Bañera


Los que leen mis críticas de hoteles se darán cuenta que he sido extremadamente exigente con este hotel. Pues, señores, es así. Estamos hablando del Ritz, no del Rice. No es de recibo semejante habitación para nadie, ni siquiera para los de la oferta de Trivago o para los socios de LHW que utilizan la noche de cortesía por recompensa de estadías. No fue este mi caso. 

El hall del Ritz
Sólo por eso, merece la pena visitar el hotel. Es espectacular. A mi juicio, más acogedor que el de Londres. Con un pianista tocando siempre -mañana y tarde-, como debe ser, el servicio es impecable. El centro floral de la mesa de entrada es espectacular.


Detalle floral


La cubertería y cristalería digna del Ritz. El ambiente, aunque de una edad un tanto elevada, estupendo. La puerta giratoria de entrada es durísima. De hecho, mi acompañante no podía empujarla. Cada vez que entrábamos o salíamos del hotel, pasaba ella primero y yo le propinaba un empujón (a la puerta, lógicamente) que me dejó el brazo con agujetas. El hotel, en estas fechas, estaba lleno de japoneses y de ingleses, todos ellos, como decía, de edades muy avanzadas; posiblemente ese sea el motivo por el que nos dieron esa habitación. Pero eso no me importa; esa habitación en el Ritz, no se puede dar ya a nadie.

El desayuno del Ritz
Petado, nunca he asistido a un desayuno con tal cantidad de personas a la vez. Nos situaron en la peor mesa de todas, justo a la entrada del salón. Es tipo buffet, no a la carta, justo en medio de la sala está depositada una mesa con los productos, de muy buena calidad pero poco variados. Hay que hacer juegos malabares para ir zigzagueando hasta el centro salvando obstáculos de camareros, mesas y señoras inglesas obesas llenando sus platos de jamón. La repostería, me hizo gracia, estaba en un carrito aparte, también justo a la entrada de la sala, y tenías que ponerte en cuclillas  para acceder a los donuts y algunos dulces más. Ni qué decir tiene que con la edad avanzada de la mayoría de los huéspedes, las bandejas estaban sin tocar.

El turn-down del Ritz
Muy escueto. Te descubren la cama, te reponen toiletries, agua y colocan la alfombrilla de hilo para salto de cama. En mi caso particular, ni cerraron las cortinas de la habitación que daba a un patio interior. También es cierto que, en espacio tan reducido, poco más podemos hacer. El servicio de camareras, un tanto lento. 25 minutos de espera para una almohada es mucho.

Check-out y salida del hotel
Fue muy rápido y eficaz. Me encantó, eso sí, la recepcionista que, justo enfrente de mí, y con un juego de palabras que no me podía enterar si no fuera porque uno ya sabe ciertas cosas, consultó a gobernanta que estaba haciendo el check-out, si todo quedó ok. Muy bueno el detalle. En ese momento fue cuando hablé del caso de la alcachofa (mi affaire con la ducha de mano). A la salida, el botones ya había depositado las maletas en el taxi, rumbo a Atocha.
 

13 comentarios:

  1. Una pena pero elegir este tipo de hoteles cada vez tiene mas riesgos en todo el mundo. Recuerdo algo similar que me sucedió en el Palace de Nueva York antes de la reciente reforma aunque si te soy sincero mi sensación fue bastante peor todavía. Es mas, ni tuve ganas de escribir un articulo. Pero me ha pasado varias veces. Algún día podríamos nombrarlos como aviso a navegantes...

    Que tal por Madrid? Alguna comida o cena digna de mención?

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  2. Hola Monthy, la verdad, decepcionante. Y eso que peco de clasicón. En el fondo noté que la dirección del hotel tiene todo enfocado hacia público extranjero, sobre todo oriental. El japonés está acostumbrado al Mandarin Oriental pero le pones un Ritz y se queda con la boca abierta.
    No eres el primero que me ha comentado lo del Palace de Nueva York, es lo mismo.
    Fue un viaje fugaz de un solo día. Almorcé en un restaruante de Jorge Juan que hacen unas hamburguesas muy buenas, no me acuerdo cómo se llama. Pero sin más.
    La cena la hice en Cien Llaves, que creo conoces bien por Le Cabrera. Iba con la idea de una sucursal del segundo pero no; más tradicional. La tortilla de patatas, sobresaliente, la ensaladilla rusa, sobresaliente, los callos, notable (soy muy exigente con esta comida), el cebiche, notable. Los potres, sobresaliente. El ambiente me gustó pero fue el día que jugaba el Madrid con el Atlético y sólo había tres mesas.
    Lo mejor del restaurante, ese chico -creo que se llama Álvaro- un metre excepcional. Si tuviera negocios de restaurantes, no dudaría en intentar contratarle.
    Un placer hablar contigo. Por cierto, ¿Conoces el restaurante "Dime" en Barcelona? Me gustó el concepto.
    Un abrazo fuerte,

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    1. Qué tal Alfredo, disculpa mi retraso en el comentario. No conozco el restaurante "Dime" pero he leído alguna crítica y son todas muy positivas, sobre todo por la honradez de la cocina y por el concepto curioso. Lo apuntaré para mi próxima escapada a Barcelona.

      El Cien Llaves sí lo conozco pero lleva muy poco tiempo abierto. Le ha costado arrancar pero ahora en verano, con la fantástica terraza, será un éxito seguro. Lo llevan con Juanjo de La Tasquita de Enfrente y todos los platos que comentas (especialmente la ensaladilla) son míticos de su restaurante. El único pero es la Bodega pero seguro que la mejorarán en el futuro. Totalmente de acuerdo contigo con el tema de servicio...son cosas que cuidan mucho en Le Cabrera...

      Mira que no te veo yo en sitios de hamburguesas...:) si te vuelves a animar pásate por New York Burger en la calle Recoletos que las hacen muy ricas...

      En cuanto a lo que comentas del Mandarin Oriental permíteme un chascarrillo...vaya envidia no ser japonés y estar acostumbrado a ellos...a mi sin embargo esos hoteles me suelen dejar con la boca abierta...

      Un abrazo fuerte

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    2. Hola Monthy. Respecto al Dime, diles que te enseñen su apartado, justo detrás de una puerta falsa. Merece la pena.
      Para una comida rápida, una hamburguesa, de vez en cuando, no está mal. La próxima vez visitaré el que me dices. Mi mujer ya me ha dicho más de una vez que la lleve.
      Precisamente hace poco estuve en el Mandarin de Barcelona. Leí tu crítica y coincido. De los mejores equipos de recepción que he visto nunca. Muy buen hotel. A mi no me da la vida y la sacaré ya para septiembre.
      Un abrazo.

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  3. Aunque no tiene nada que ver con este post, ¿Has estado alguna vez en el Hotel Meliá Castilla de Madrid? ¿Qué opinión te merece? (Disculpa la intromisión, pero no veía otra lugar para hacerte la pregunta)

    PD: Estuve hace unos años en el Ritz de Madrid y también me decepcionaron las habitaciones. Demasiado viejas para lo que se espera de un hotel de semejante categoría.

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    1. El Melia Castilla es un hotel puramente de negocios que ha pasado por tiempos mejores que los actuales: Incluso dudo que merezca las cinco estrellas que tiene. Hoy en día, por lo que cuesta, te recomendaría mejores opciones tipo AC Cuzco, Hesperia, Unico o similares aunque todo depende de la zona a la que quieras ir y los servicios que necesites. La verdad es que Madrid ha mejorado mucho en tema de hoteles los últimos años...

      Saludos

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    2. Gracias Monthy por tu impresión del hotel Melia Castilla. La verdad es que soy amante de los hoteles clásicos, pero hasta cierto punto. Estuve en el Melia Castilla hace unos meses y me decepcionó bastante, sobre todos las habitaciones, nada acordes con lo que se espera de un hotel de 5 estrellas. Mal servicio de room service y nada de Turn-Down.
      Lo mismo me ocurrió en el hotel Miguel Ángel de Madrid, totalmente desfasado y con habitaciones que no pasan de 3 estrellas.

      Un saludo y gracias.

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  4. Hola, gracias por tu comentario.
    Ya lo siento. No he estado nunca en el Meliá Castilla. Lamento no poder darte mi opinión.
    De intromisión, nada. Estoy a tu disposición aunque sea de una manera tan pobre como esta.
    Un saludo

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  5. La verdad que viendo determinadas fotos de la habitación y cuarto de baño, uno cree que se trata de una vieja gloria de la hotelería española que conserva más de lo primero que de lo segundo...

    Un saludo.

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    1. Y que lo diga, usted. Ha resumido, de una manera perfecta y rotunda, la idea que quería transmitir. Por desgracia -o por suerte-, el Ritz de Londres o de París conservan ambas cosas.
      Un saludo y gracias por su comentario.

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  6. La verdad que muy buena la reseña el hotel, el unico punto a mejorar es la ubicacion con respecto a otras partes de la ciudad, per oaparte de eso me parece un hotel hermoso, en categoria de los mejores hoteles en madrid realmente

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  7. Me ha gustado mucho esta crítica, es revivir mis estancias en el Ritz... Veo, de hecho, sólo una diferencia con hace 5 años (o más): que ya no hay Bvlgari.

    Este hotel necesita una remodelación urgente.

    Por cierto, muchas gracias por el blog. Lo descubrí leyendo la entrada del "recepcionista perfecto", y aunque discrepo con alguna cosa que dices, leyendo las demás me lo estoy pasando pipa.

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    1. Hola Sir Andrew, disculpa la tardanza en mi respuesta.
      Cómo me alegro que te haya gustado el blog. Yo también me lo paso pipa escribiendolo.
      Así es, el Ritz de Madrid necesita, mas que un lavado de cara, un baño de cuerpo entero.
      Te respondo a tus comentarios restantes.
      Muchas gracias y un saludo,

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