¿Qué pretende este blog?


Mi blog pretende realizar una crítica, lo más completa posible, de los principales hoteles europeos, así como proporcionar instrucciones y usos de protocolo y buenas maneras tanto a los profesionales del sector como a los huéspedes de los establecimientos. Como se observa, todo está basado en la independencia que me caracteriza, no perteneciendo a ninguna empresa relacionada con este mundo. Soy un consultor independiente. Personalmente he visitado cada uno de los locales de los que hablo en este blog.
Es mi capricho, del que llevo disfrutando varios años y quiero poner mis conocimientos y opiniones a disposición de todo aquel que quiera leerlos.
La idea surgió al no encontrar nada en la red - ni siquiera en inglés - sobre auténticas críticas de hoteles, al margen de comentarios de clientes enfadados que "cuelgan" sus quejas en distintas webs como un simple "derecho al pataleo" sin intento alguno de asesorar, construir o mejorar.
Muchas gracias por vuestra atención y colaboración.

viernes, 19 de noviembre de 2010

La puerta giratoria. Problemas y soluciones



Si existe un elemento que confiere clase y buen gusto a un hotel, ese es -sin dudarlo- la puerta giratoria de su entrada.
Hay muchas y de muy diverso tipo, pero todas acaban presidiendo el lugar más emblemático del hotel. Su entrada.

Sucede que no todo el mundo sabe cómo actuar y enfrentarse en el momento en que se topa con una. De hecho, debería ser el examen al que cualquier huésped tendría que someterse para proceder a registrarse como tal (si supera la prueba), o continuar girando otros 180 grados y salir por donde ha entrado (si su infinita palurdez no le permite cruzarla como se debe).

Una puerta giratoria debe ser cruzada, en primer lugar, con decisión. Es decir, si soy un patán que no me atrevo a cruzarla con la valentía suficiente, porque creo que me voy a estampar con algún canto del cristal, mejor pedirle al botones que me abra alguna de sus puertas (tradicionales) laterales y ya está. No crearemos una cola infinita a la entrada, todos esperando a que nos decidamos a pasar, causando el ridículo más inmenso.

Otro de los grandes retos lo tenemos en el número de personas que pueden pasar, a la vez, en cada viaje de la puerta. Independientemente del volumen físico que puede albergar, les puedo afirmar que he visto barbaridades impúdicas ante ese tema. Los insufribles impacientes son capaces de pasar en manadas, apretadas como sardinas en lata, abrazados cual amantes, manteniendo la respiración y dando pasitos muy cortitos -como mentecatos- y muy rápidos, para llegar al otro lado de la puerta. Si te sucede alguna vez y en ese corto viaje te topas con algún o algunos impacientes; y notas en tus partes pudendas algún toque, no creas que existe ninguna insinuación chabacana. Es, tan sólo, un maleducado impaciente que, no se ha podido esperar dos segundos más al siguiente viaje de la puerta para entrar -o salir-. ¡Cuidado! Son tan impertinentes que pueden llegar, incluso, a empujarte.

Existen puertas giratorias manuales o mecánicas. Las primeras confieren ese halo de nostalgia y clase maravilloso pero, a su vez, requiere una mayor atención para cruzarlas. Puede ser que a mitad de tu viaje entre por detrás un bestia, arreando tal empujón a la puerta que te haga dar tres vueltas seguidas como si de un dibujo animado se tratara. Las mecánicas, en cambio, confieren mayor seguridad y ritmo pero dan una sensación de más frialdad y menos acogimiento.


Puerta giratoria de, posiblemente, uno de los mejores hoteles del mundo, el George V de París













Por último, como defensor que soy de este tipo de puerta, no he encontrado un sistema que resguarde o preserve tanto de las condiciones climatológicas. Guardan el calor del establecimiento sin dejar que pase el frío y preservan el aire acondicionado sin que el calor de fuera lo agote. 

Es el poder de la circunferencia no apto para mostrencos.

2 comentarios:

  1. Buenas tardes.

    Descubrí ayer este blog por casualidad. Lo primero, le felicito por los textos tan estupendos que nos brinda cada cierto tiempo. Soy amante de los hoteles, en especial de los de lujo. Lamentablemente, en estos momentos no puedo permitirme el lujo de pagar un hotel de estas características, pero gracias a su blog podemos seguir haciéndonos la idea del mundo tan maravilloso que hay detrás de esas puertas giratorias...

    Un saludo, Álvaro S.

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  2. Hola Álvaro. Perdone mi retraso en contestarle. Gracias por su comentario tan alentador y bien construido. No se crea que yo me paso el año viajando de hotel en hotel (sería muy aburrido y cansino a la larga). Si es posible, lo mejor es ahorrar un poquito, saber buscar y encontrar y darse ese pequeño lujo. Aún así, me encanta oir que este blog vale para pasar un buen rato imaginando un viaje. Para lo que quiera, Álvaro, estoy a su disposición. Un saludo.

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