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Viajar con niños es un arte, exactamente igual que la pintura, la escultura o la escritura. Por tanto, no todo el mundo tiene vocación a ello. Yo, por ejemplo, no he nacido con tan ansiado don y sólo me ha quedado la posibilidad de ir ejercitándome en tan ardua virtud hasta conseguir cierto grado de experiencia; escaso pero valioso.
Parto de una idea para viajar con niños. No creo conveniente que se familiaricen en exceso con el "glamour" y el lujo desde edades muy tempranas puesto que -es mi opinión- puede influirles negativamente en su educación y aprendizaje. Para todo hay tiempo en esta vida.
No obstante, esta idea que expongo, va acompañada de otro axioma igual de importante. Los hoteles de "camionadas" o los tugurios de mochileros son perjudiciales para su salud (también para la de sus padres). Por ello, es muy conveniente estudiar antes de elegir el hotel en el que pasaremos unos días en familia.
Como creo que la mejor manera de exponer ideas es ejemplificando, ahí van algunos.
- Sólo un nuevo rico, un jugador de fútbol o una cursi acomplejada como las del programa ese de "Mujeres Ricas" lleva a sus hijos pequeños a pasar unas vacaciones a hoteles de gran lujo como el Ritz Paris o Londres, George V, Plaza Athenee, Villa Feltrinelli, Caruso... y los que son como estos. Tan solo lo comprendería en el caso de que el niño fuera menos movido que el muñeco de nenuco. De no ser así, sucede en el 99% de los casos, hay que estar tan encima del niño para que no rompa el jarrón dinastía Ming de la sala "lounge", que no permite que los padres descansen ni un segundo. Y afirmo lo dicho por mucho "Kids Club" que posean estos hoteles.
- Hay que buscar hoteles con espacios diáfanos donde los niños puedan esparcirse. Un niño, aunque no sepa andar, es capaz de correr más rápido que yo. Si tiene espacio estará distraído y no hará que nos "saqueen" la tarjeta de crédito a la salida por los objetos que ha roto.
- Es conveniente si nuestros hijos son excesivamente "inquietos", pedir antes de nuestra llegada que retiren objetos de decoración de valor que puedan existir en la habitación.
- A ser posible, es conveniente elegir hoteles en climas cálidos, tipo Resort con actividades diarias para ellos, piscinas y juegos.
- Aunque sólo viajamos con un bebé, salvo que duerma como los ángeles, mejor pedir una habitación más amplia, con dos estancias, para separarlo de la cama del dormitorio principal. Si el nivel adquisitivo lo permite, mejor dos habitaciones contiguas. La mayoría de hoteles poseen tarifas especiales para familias con niños, dejando la segunda habitación a mitad de precio.
- Los niños gritan, sí, son una raza especial y maravillosa pero con ese gran fallo. Ante ello tenemos la opción grosera de protestar y llamarles la atención; o la opción educada que es comprenderles y, si el nivel de decibelios consigue que lleguen a sangrar los oídos, tomar medidas como comentarlo en recepción pero con muy buenas maneras. Pegar o insultar al padre no tiene ningún sentido.
- Los niños salpican mucho en las piscinas, es otra característica consustancial a su ser. Para ello, hay que recordar a los padres que existen piscinas para niños. Si ya son un poco más talluditos, es responsabilidad de los progenitores el que sepan comportarse como se debe. Si son los padres los que salpican, el asunto se agrava y no tiene fácil solución.
- Pecaría de injusto si no diera nombres de hoteles para viajar con niños. Conozco varios.
*
Villa Padierna. Marbella. Málaga. España. Un buen hotel incluso antes de que lo visitara la familia Obama.
Como se puede observar, hablo de hoteles de lujo pero perfectamente adaptados para que los más pequeños puedan distraerse y hacer deporte, compartiendo su estancia con otros niños. A su vez, los padres pueden acabarla algo más descansados de como la empezaron.
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