¿Qué pretende este blog?


Mi blog pretende realizar una crítica, lo más completa posible, de los principales hoteles europeos, así como proporcionar instrucciones y usos de protocolo y buenas maneras tanto a los profesionales del sector como a los huéspedes de los establecimientos. Como se observa, todo está basado en la independencia que me caracteriza, no perteneciendo a ninguna empresa relacionada con este mundo. Soy un consultor independiente. Personalmente he visitado cada uno de los locales de los que hablo en este blog.
Es mi capricho, del que llevo disfrutando varios años y quiero poner mis conocimientos y opiniones a disposición de todo aquel que quiera leerlos.
La idea surgió al no encontrar nada en la red - ni siquiera en inglés - sobre auténticas críticas de hoteles, al margen de comentarios de clientes enfadados que "cuelgan" sus quejas en distintas webs como un simple "derecho al pataleo" sin intento alguno de asesorar, construir o mejorar.
Muchas gracias por vuestra atención y colaboración.

lunes, 10 de mayo de 2010

The Westin Palace, Madrid









Web

Soy fiel seguidor de la cadena Westin, como se puede comprobar. Poseen clase, experiencia y tienen muy buena relación calidad-precio. Nada voy a decir de la web puesto que ya he comentado anteriormente otro Westin, el Palace de Milán. Me remito a lo allí reflejado.

Aspectos generales

No hay ninguna duda de que uno de los dos hoteles más emblemáticos de Madrid y, me atrevo a decir, de España es el Westin Palace. Junto con el Ritz Madrid forman un binomio inseparable e insustituible de clase y veteranía en el panorama hotelero español. Pero, como ya he afirmado en otras ocasiones, los altos estándares de servicio no son tareas conseguidas o batallas ganadas sino que en todo momento hay que estar al tanto de no bajar la guardia. La última vez que visité el Palace no me agradó tanto.

Reserva y Check-in
Éramos seis las personas que decidimos pasar el fin de semana en la capital española. Uno de mis amigos, conociendo mis gustos "sibaritas" -eso afirma que soy- quiso sorprenderme a mí y a mis amigos hospedándonos en el Palace. Íbamos a "escote" pero él se encargó de la reserva del hotel. Adelantó el dinero del viaje con el compromiso de que le entregaríamos cada uno nuestra parte correspondiente. Al enterarme de tal actividad, fui condescendiente y acepté agradecido no sin curiosidad por cual sería el resultado final.
Mi amigo, tuvo la "brillante" idea de reservar el hotel a través de los famosos talonarios de "bancotel". Ciertamente, no salió caro puesto que por 300 euros por pareja teníamos habitación (desayuno no incluido) dos noches en el Palace. El tipo- no mi amigo sino la habitación - era, lógicamente, la más sencilla, "deluxe".

Fuimos llegando a Madrid desde varios puntos de la península. Entra aquí mi primera queja. El check-in fue grosero. Y les voy a ser sinceros. Cuando se reservan habitaciones por métodos como el utilizado, he comprobado que el trato no es el mismo que cuando se procede a hacerla por los canales más protocolarios, por ejemplo llamando directamente al hotel, a través de la web de Starwood o Spg. Es triste pero es la realidad. La habitación no tenía nada que ver con la que me dieron en mi anterior estancia (también era "deluxe"), las maletas tardaron un siglo en subirlas a la alcoba y, si bien es cierto que el hotel estaba completo, parecía -intento dejar susceptibilidades aparte- como si fuésemos los últimos en prestarnos atención.

Con esto que acabo de comentar no quiero dar a entender que desaconsejo el Westin Palace de Madrid, antes bien al contrario. Quiero que se puedan tomar estas palabras a modo de mejora para futuras ocasiones. Espero que algún día los hoteles de lujo que trabajan con operadoras como Bancotel no traten a sus clientes como de segunda y, sobre todo, que mejoren los protocolos de actuación ante el hotel completo para no desmerecer ni un ápice en el servicio. La otra alternativa es que hoteles como este, no trabajen con estas centrales de reserva. Lo que no se debe hacer es "estar en misa y repicando".

Bien, dicho esto, la habitación amplia, muy alejada del ascensor con muebles de madera noble, televisión de las de antes, escritorio muy aceptable, moqueta (maldita moqueta), armarios empotrados con mucho espacio y cajones aunque muy gastados. El baño, algo viejo, también amplio con lavabo de mármol, toallas generosas, albornoz, "toiletries" de "Heavenly", en fin muy aceptable. Sucede que en emblemas como el Palace, el cliente debe valorar globalmente el conjunto del establecimiento. El bar "Palace" es el "lounge" más delicioso en el que he estado. Lugar de encuentro de muchas personas, con música en vivo, se disfrutan cócteles deliciosos. Mis amigos y yo acabábamos el día con una copa de champán en el bar. Las tiendas dentro del hotel como "Loewe", "Rolex", hacen que, junto a la maravillosa arquitectura del recinto, te puedas transportar con tu imaginación a la "belle epoque".

El Hotel

El desayuno no estaba incluido y mi acompañante y el resto de mis amigos no querían desayunar en el hotel sino en una churrería cerca. A mí me resultaba grosero pero, acepté con la educación que me caracteriza. No recuerdo bien el desayuno que recibí en el hotel la vez anterior que lo visité. Por supuesto el tipo buffet pero, si no lo recuerdo, no creo que sea esplendoroso.
De los restaurantes, el "Asia Gallery" ni idea. Ya saben mis lectores que no soy seguidor de esas culturas gastronómicas de oriente. De "La Rotonda" no lo conozco tampoco. Solo recuerdo que es allí donde se sirve el desayuno.

No me tomen a mal pero Madrid es la ciudad de Europa más cualificada para comer bien. Por citar los visitados con mis amigos, la primera noche nos acogieron en el magnífico y emblemático "Horcher", muy cerca del hotel. Al día siguiente, soy un tradicional -lo siento- almorzamos en "Lhardy" y cenamos en un sitio que no me acuerdo (mejor no acordarme) de la calle Jorge Juan. Cuidado con esta calle pues sus restaurantes son como la flor de tigre, que solo dura un día. Es decir, decoración preciosa pero un jueves está de moda y al sábado siguiente hay una tienda de iluminación porque el restaurante ha cerrado. Bueno, miento. Me acuerdo del nombre pero no lo diré.

Check-out

¡Uff! ¡Madre mía! Aunque luego rectifiqué, juré no visitar más el Palace por lo complicado que fue nuestra salida. La noche antes, en el bar Palace ya habíamos ajustado cuentas con nuestro amigo y él se encargó de hacer el check out. Como saben, los bancotel son talones que se entregan en recepción a la llegada y a la salida hay que pagar el IVA y los "extras" que se hayan consumido una vez respondida la impertinente pregunta sobre las consumiciones del minibar. Como nuestros cócteles y champán los abonamos en el bar directamente, restaba el IVA del precio de la habitación y dos noches de parking para tres coches. La factura indicaba dos noches de parking para seis coches (como si fuera una convención automovilística) por lo que hubo que rectificar. Media hora después de haber indicado de que nos acercaran los coches, empezó a aparecer el primero, que casualidad que fuera mi vehículo. Ya en ruta me di cuenta de que me faltaba la antena y los cuatro "taponcillos" que se enroscan a la válvula de inflado del neumático. No protesté posteriormente pero aún hoy me pregunto quienes serán los que "guardan" los coches en el parking del Palace. Procedí velozmente a comunicarme por teléfono móvil con mis amigos para ver si habían notado alguna sustracción o anomalía en su transporte; felizmente me contestaron que no, eso sí, lo mio se lo tomaron a guasa.

Espero que mi comentario pueda ayudar a mejorar la carencia en el trato y en el servicio de, como decía al principio, el hotel más emblemático de España. Aún así, entrar por la puerta del Westin Palace de Madrid es una bocanada de lujo, clase y distinción que el paso del tiempo no altera, antes bien enriquece.



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