Me pudo la curiosidad. Había oído hablar de esta empresa que, actualmente, posee tres sedes. La que hablamos ahora situada en el aeropuerto de Amsterdam, otra en London Gatwick y otra en London Heathrow.
Yotel Schiphol es un recinto situado dentro del aeropuerto, en el Lounge 2 del mismo y se accede a él una vez pasado el control de pasaportes. Por tanto, si no se posee una tarjeta de embarque, no se puede entrar. Es lógico que sea así. Habría que ser estúpido para reservar este "hotel" para hacer unos días de turismo. La idea está muy bien pensada. Schiphol es un aeropuerto de mucho tránsito y, sobre todo, de muchas conexiones de vuelos internacionales e intercontinentales. Por tanto, el viajero puede relajarse unas horas y retomar fuerzas para continuar el viaje.
Yotel no se reserva por noches sino por horas. Lo puedes hacer directamente desde su página web www.yotel.com que engloba los tres recintos de los que hablaba anteriormente. Te hacen el cargo inmediatamente en la tarjeta de crédito en el momento de la reserva, no obstante puedes cancelarlo en cualquier momento. Está bien ideado para dar facilidad al cliente que, por retraso de su vuelo, no puede llegar a la hora prevista.
El acceso es muy sencillo y está muy bien indicado. El check-in lo haces automático en una máquina. No son habitaciones, son cubículos absolutamente enanos pero, tengo que decirlo, mejor cuidados y con prestaciones mejores que las de algunos hoteles que se dicen buenos.
Hay tres tipos de "habitación", "standard" con cama simple para una persona; "twin" con dos camas en litera y "premium" con cama de matrimonio para dos personas. Yo elegí esta última.
La entrada causa impresión. La cama está recogida como si fuera un sofá. A dos pasos enfrente, el cuarto de baño con lavabo, ducha e inodoro. Dos enanas mesillas de noche pegadas a la cama. Son absolutamente polivalentes para dejar desde la maleta de mano hasta el móvil. Para que me entiendan, se asemeja a un vagón de tren o a un pequeño camarote de barco. Pero me gustó porque todo está cuidado hasta el más mínimo detalle.
La ventana tiene un estor que, una vez bajado, consigue la absoluta oscuridad, la cama tiene en un lateral un "display" totalmente automatizado con el que se controla todo el cuarto, luces, televisión, calefacción, aire acondicionado. La cama se estira pulsando un botón y, créanme, es más cómoda que la de algunos hoteles de lujo en los que he estado. El silencio es absoluto. Además posee un servicio de habitaciones que te acercan la comida solicitada.
El baño llega a crearte sensación de amplitud, buen jabón de manos, gel y champú y está completamente separado del resto del cubículo con una mampara traslúcida que confiere cierta intimidad. Y digo cierta porque esta estancia es imposible compartirla con un enemigo; aunque digan que el roce hace el cariño. Prohibido para encuentros de divorciados.
Mi avión despegaba a las seis de la mañana y, de esta manera, pude levantarme tranquilamente a las cinco y cuarto. De haber estado en Amsterdam ciudad, hubiera tenido que dejar la cama a las cuatro, a esas horas no se es persona ni nada.
La limpieza y el cuidado de los detalles es lo que más me sorprendió. Esta es la razón por la que le he dedicado a Yotel una reseña solo para él.
Buen viaje.
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