¿Qué pretende este blog?


Mi blog pretende realizar una crítica, lo más completa posible, de los principales hoteles europeos, así como proporcionar instrucciones y usos de protocolo y buenas maneras tanto a los profesionales del sector como a los huéspedes de los establecimientos. Como se observa, todo está basado en la independencia que me caracteriza, no perteneciendo a ninguna empresa relacionada con este mundo. Soy un consultor independiente. Personalmente he visitado cada uno de los locales de los que hablo en este blog.
Es mi capricho, del que llevo disfrutando varios años y quiero poner mis conocimientos y opiniones a disposición de todo aquel que quiera leerlos.
La idea surgió al no encontrar nada en la red - ni siquiera en inglés - sobre auténticas críticas de hoteles, al margen de comentarios de clientes enfadados que "cuelgan" sus quejas en distintas webs como un simple "derecho al pataleo" sin intento alguno de asesorar, construir o mejorar.
Muchas gracias por vuestra atención y colaboración.

Mostrando entradas con la etiqueta tumbona. Mostrar todas las entradas
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lunes, 16 de enero de 2012

La prisa. El peor aliado de un hotel de lujo







Si tuviera que afirmar cuál es el principal defecto que puede tener un gran hotel hoy en día, no dudaría en afirmar: la prisa.
Sí, no diría ni los rusos, ni la gestión de un mal equipo de camareras de habitación, ni un director florero, ni un "front-office" salido de "funerarias Pérez", ni una relaciones públicas tímida y apocada. No. Eso puede influir, pero lo peor de todo es que al cliente de un hotel se le transmita el áurea de prisa que -hoy en día más que nunca- me encuentro en muchos buenos hoteles. Me explico.

El huésped de un gran hotel debe tener la sensación en todo momento de que se le mima y de que se le cuida, particularmente a él, independientemente de que conviva con otros 285 huéspedes más. Todos ellos -de manera individual- deben tener el mismo sentimiento de privacidad y exquisito trato.

Algunos lectores ya habrán dejado de leer este post -sobre todo si trabajan en el ramo de la hostelería- acordándose de algún pariente mío. Pero no me cabe otra que decir lo que pienso.

Y no hay mejor manera de expresar lo que uno piensa que con ejemplos.

Al realizar el check-in, el recepcionista debe transmitir sensación de serenidad dentro de la eficaz gestión que tiene que desempeñar en ese momento. Si nos hemos adelantado dos horas a la llegada prevista, no llamará por teléfono a voz en grito ni se ansiará para ver cómo puede alojarnos. Lo hará sin que el cliente se entere de lo que dice o hace, con rapidez pero sin dar sensación de que se va rápido. Si no puede conseguir la habitación, lo comunicará al cliente. Si el cliente es estúpido -algo normal hoy en día- no lo entenderá y protestará diciendo que sus maletas Louis Vuitton se enfrían y van a coger un resfriado. Él lo entenderá y nunca perderá la calma aunque -en ese momento- lo que le sale del alma es coger al Vuitton y a su puñetera tía y estampársela en la cabeza. Si el recepcionista supera este problema con mirada amable y serena, habrá ganado la batalla.

Si la zona de la piscina debe estar lista para la noche y limpia de tumbonas, los encargados no empezarán a recogerlas hasta que esté a punto o haya terminado ya el horario de uso de la piscina. No vale recoger todo y dejar las 8 tumbonas que se están usando en ese momento. Ello provoca en el cliente una sensación extraña, como de falta de trato o de que te están echando dentro del horario de uso de esa instalación.

Si el equipo de camareros del desayuno, una vez acabado el mismo, deben pasar al bar de la piscina, no estarán media hora antes de que acabe el turno de desayunos recogiendo ni apurando el paso porque no llegan para lo siguiente. Aunque haya prisa, se trata, precisamente de no dar sensación de tal.

Pero, antes de seguir, quiero aclarar. La responsabilidad de que ocurran las situaciones comentadas anteriormente, en ningún momento, son responsabilidad ni del recepcionista, ni del personal encargado de la piscina ni de nadie que no sea la dirección del hotel. Ella, precisamente, es la que debe gestionar y dirigir a su personal con las instrucciones  -¡Y medios!- adecuados para llevar a buen puerto sus tareas. Comprendo que el mozo de la piscina empiece a retirar las hamacas una hora y media antes si él sólo debe hacerlo cual costalero de Semana Santa. Es de entender que la camarera de habitaciones corra por los pasillos cual posesa si sólo ella debe realizar 25 servicios.

La dirección de un hotel no sólo debe asegurarse del correcto funcionamiento del mismo. Debe estar muy al tanto de las necesidades de su personal, liderándolo con motivación para que puedan desempeñar una tarea tan subjetiva -ya me entienden- como la de transmitir sensaciones. En este caso la de serenidad, mientras se realiza el cometido concreto indicado. Ello, aparte de otros aspectos muy importantes, se consigue con la formación continuada del personal de un hotel y con el compromiso -por parte del mismo- de la eliminación en la medida de lo posible, de los contratos basura. El hotel que gestiona con eficacia esta situación, tiene el éxito asegurado.

jueves, 21 de octubre de 2010

L ´Albergo della Regina Isabella. Ischia






Web
Mis felicitaciones a L´Albergo della Regina Isabella por haber procedido esta temporada a realizar un lavado de cara a una web un tanto anticuada y descuidada. Como un hotel de lujo que es, L´Albergo, posee ahora una web cuidada al detalle, con una galería fotográfica de las mejores que conozco, un fácil desplazamiento por su menú, posibilidad de reservar subcontratada a "sinxis.com" y han eliminado la pegadiza pero un tanto zafia, musiquilla del pantallazo de inicio.
Pertenciente a la central de reservas internacional "Preferred Hotels of the World", también se puede proceder a reservar una habitación desde la página de la Central. Quizá, un punto flaco, lo tenemos en la poca cantidad de texto que posee, aunque las fotos hablan por sí solas.

Llegada a la isla y "check-in"
No es la primera vez -y Dios mediante, no será la última- que critico un hotel de la Costa de Nápoles (ya lo hice con Capri Palace Hotel and Spa). Soy un enamorado de ella y de sus dos islas principales, Capri y la que nos ocupa, Ischia.
Esta vez, mi acompañante y yo, junto a una pareja de amigos, pasamos cuatro días en L´Albergo. El viaje, aunque parezca lo contrario fue fulminante. Avión desde Barcelona, llegada a Capodichino (aeropuerto de Nápoles) en dos horas. Enseguida tomamos un taxi que nos desplazó a Molo Beberello donde cogimos, casi de inmediato, un batiscafo que, en una grata travesía nos dejó en el puerto de Ischia. Desde allí un taxi, por llamarlo de alguna manera, nos acercó hasta nuestro hotel en el centro del municipio de Lacco Ameno, al noroeste de la isla.





 Imagen del puerto de Ischia


Sí, es un taxi de Ischia; no una atracción de feria. Parecido al de Jack Lemmon en "Avanti!"


Entrada principal al hotel. El puente lo comunica con el Spa
                                                                                                                                                                    
La entrada al hotel es preciosa, poblada de una vegetación frondosa, se encuentra en un extremo de la coqueta plaza de Santa Restituta. El suelo, todo de baldosa de cerámica de Vietri, confiere el frescor y la clase de muchos establecimientos de la zona. La recepción -con mostrador en forma de ele junto al "Concierge"- nos espera. Muy amable y rápidamente nos dan la bienvenida y las llaves (como las de antes). Mientras un botones se encarga de subir el equipaje, nuestra entrada en la misma se produce con un "relaciones públicas" muy cortés que nos explica el funcionamiento  y los usos y costumbres principales del hotel así como el horario de sus principales servicios.
La habitación -estandar queen-, era bastante amplia, con vistas al jardín y un pequeño balcón con mesita y dos sillas. La tonalidad de las paredes era un azul pastel muy amable a la vista. El suelo, espectacular, todo de Vietri. Los muebles como la mesa del escritorio, cabezal y pie de la cama, de madera maciza. Una especie de buró nos hacía de mesita de apoyo muy efectiva.
El baño, suficientemente amplio y muy bien iluminado, bañera de fácil acceso, lavabo de mármol y toiletries de fabricación exclusiva para el hotel.

Restaurante Regina Isabella
Lacco Ameno es una localidad de Ischia con muchos restaurantes con terrazas de verano. Ciertamente, apetece salir del hotel a degustar pescado fresco, pasta o pizza; sobre todo cuando predomina el buen tiempo. No obstante, alguna noche cenamos en el restaurante Regina Isabella. No ha sido el mejor restaurante en el que he cenado. Con un "dress code" no muy severo pero regulado, te ofrecen un primer planto tipo bufé y un segundo y postre a elegir. No probé el restaurante Indaco, de muy reciente apertura, debido a que estaba temporalmente cerrado durante mi estancia.


                                                                                       Restaurante Regina Isabella con envidiables vistas


Spa Regina Isabella
Las aguas termales de Ischia son muy conocidas por su capacidad curativa y regeneradora desde tiempos ancestrales. Griegos y romanos ya utilizaban las aguas que brotan de las laderas del monte Epomeo a más de 80 grados centígrados. En las termas del Spa Regina Isabella se conserva ese origen curativo; asesorado en todo momento por un equipo bien nutrido de profesionales en la materia, médicos incluidos.
Posee innumerables salas de tratamientos muy bien decoradas y especialmente cuidadas. La piscina de talasoterapia no es muy grande pero suficiente para relajarse. Cuenta también con una piscina especial de "musicoterapia" -nunca lo había oído- y aromaterapia y cromoterapia (y porque no hay más "apias"). Sauna y baño turco, junto a una sala de fitness, completan la oferta del Spa.
Mis lectores más asiduos conocen la cierta aversión que tengo a los tratamientos de belleza y al sobeteo de los masajes corporales. Sólo probé un rato la piscina y me relajé en una tumbona. La sala estaba bien nutrida de toallas en todo momento.



 Entrada a las Termas



 Piscina del Spa


Piscinas y Mar
Aparte de las ya mencionadas, el Albergo della Regina Isabella, cuenta con  una gran piscina exterior de agua de mar y acceso directo a lo que muchos denominan "playa privada" que no es otra cosa que acceso al mar desde un muro con escalera. Comprendo a las personas a las que les encanta darse un chapuzón de ese tipo pero a mí me resulta francamente incómodo volver a subir -otra vez- por la empinada escalera de acceso a tierra firme. En verano, a lo largo del pequeño dique que rodea el hotel, ponen hamacas para tomar el sol. No olvidemos que L´Albergo es un resort en el centro de un municipio, todo un lujo para los que somos animales de ciudad.


 Vista del hotel y del puerto



                                         Maravillosa y delicada vista desde una habitación



  Detalle


Mención especial quiero hacer a "Bar Regina Isabella". Con un ambiente encomiable, un pianista virtuoso, un servicio de diez y unos cócteles muy bien combinados; guardo un muy grato recuerdo de las noches de Ischia, entre amigos.
L´Albergo continúa siendo uno de esos pocos lugares en Europa (y digo Europa porque en el resto no queda absolutamente ninguno), donde se guarda un "dress code" elegante sin ostentosidades de fanfarrón barato ni amaneramientos barrocos de heterosexual cursi. Las personas llevan puesto en cada momento lo que deben, con porte y elegancia. Es uno de los motivos por los que elijo hoteles como este.

Check-out
Muy buen servicio de recepción tiene este hotel. Un trato amable, afable pero sin compadreos de colega. La factura ya la tenían preparada -la de las dos habitaciones- y un taxi, esta vez como los de siempre nos trasladó a la localidad muy cercana de Casamicciola para alcanzar el ferry que nos trasladó al puerto de Pozzuoli donde, otro taxi nos esperaba para acercarnos a Capodichino. Todo nos lo organizó el "concierge" del hotel y todo fue según lo previsto.


El hotel alejándonos mar adentro

martes, 15 de junio de 2010

De tumbonas y toallas



Llega el verano, el calor arrecia y los destinos de playa -y piscina- se hacen más apetecibles. Qué mejor que, después de un paseo por un paraje agradable, darse un chapuzón o tomar un poco el sol, lógicamente sin pasarse.
Quiero, en estas líneas, proporcionar una serie de directrices para que esos maravillosos momentos de relax sean verdaderamente eso y no situaciones incómodas propias de campings de carretera.

1.- Siempre hay que acudir a la piscina del hotel con la indumentaria y calzado adecuado. Salvo que la piscina sea cubierta, no se debe ir con albornoz. Lo mejor unas bermudas con camiseta para los hombres (debajo llevaremos el traje de baño); un pareo o vestido liviano para las mujeres (también debajo llevarán el traje de baño). Si la piscina está provista de cabañas, no hay problema puesto que las usaremos como vestuario. Por tanto, si es usted un "pecho-lobo", no se ponga nervioso, ya tendremos todos ocasión de ver su torso descubierto pero, por favor, no lo vaya exhibiendo desde su habitación. Lo mismo ocurre con su bañador "tipo nadador o slip", ya habrá ocasión de mostrarlo.

2.- La dirección del hotel se cuidará en todo momento de nutrir generosamente de toallas el solarium de la piscina. Un hotel que no cuida este detalle, no se puede catalogar de lujo. Repartidas por varios sitios deben depositarse toallas "de playa" para el uso de los clientes. Habrá que reponerlas cuando vayan quedando pocas.

3.- El cliente elegirá la tumbona que quiera. Si hay que extender la sombrilla o hay que mover la hamaca, nunca lo hará él mismo. Llamará a la persona de servicio que se encuentre en el solarium en ese momento para que lo haga él. Queda feísimo ver a dos huéspedes mover camas y sombrillas a peso como si fueran trabajadores del hotel.

4.- El cliente, al llegar a la zona de piscina, cogerá dos toallas por persona. Una la extenderá en la tumbona. La otra la reservará para secarse al salir del agua, si lo ve conveniente. Es de guarros tumbarse en la hamaca a tomar el sol sin poner una toalla debajo.

5.- Al terminar en la zona de la piscina, tomaremos nuestras toallas usadas y las depositaremos en los cestos que el hotel provee para su recogida. Este punto es el más importante. Es de maleducados abandonar la piscina dejando las toallas extendidas en la hamaca. Recientemente me ha pasado en un hotel que, estando absolutamente sin nadie la zona del solarium, no pude utilizarla ya que, ni había toallas limpias ni había tumbona que no tuviera toallas extendidas. Por tanto, aunque vayamos a volver a las dos horas, dejaremos las hamacas libres y echaremos al cesto las toallas usadas. SIEMPRE.

6.- Si el hotel quiere prestar, de verdad, un servicio de lujo, estará pendiente de retirar las toallas que los clientes despistados y con poca educación no han dejado en el cesto al marcharse de la piscina.

7.- Un hotel que no destine obligatoriamente al menos a uno de sus empleados a este cometido, debería introducirse en el ingente océano de los cuatro estrellas.