¿Qué pretende este blog?


Mi blog pretende realizar una crítica, lo más completa posible, de los principales hoteles europeos, así como proporcionar instrucciones y usos de protocolo y buenas maneras tanto a los profesionales del sector como a los huéspedes de los establecimientos. Como se observa, todo está basado en la independencia que me caracteriza, no perteneciendo a ninguna empresa relacionada con este mundo. Soy un consultor independiente. Personalmente he visitado cada uno de los locales de los que hablo en este blog.
Es mi capricho, del que llevo disfrutando varios años y quiero poner mis conocimientos y opiniones a disposición de todo aquel que quiera leerlos.
La idea surgió al no encontrar nada en la red - ni siquiera en inglés - sobre auténticas críticas de hoteles, al margen de comentarios de clientes enfadados que "cuelgan" sus quejas en distintas webs como un simple "derecho al pataleo" sin intento alguno de asesorar, construir o mejorar.
Muchas gracias por vuestra atención y colaboración.

Mostrando entradas con la etiqueta turismo con clase. Mostrar todas las entradas
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miércoles, 1 de junio de 2016

¿Qué es el "early check-in"?





En una entrada muy anterior del blog estuvimos estudiando en qué consistía el "late check-out" o la salida tardía de la habitación al abandonar el hotel.

Simplemente quiero hablar ahora unas líneas sobre el paso contrario, el "early check-in" o la entrada a la habitación del hotel antes del horario establecido. En Europa, incluido Reino Unido, se toman las dos o tres de la tarde para entrar en la habitación y las doce de la mañana para dejarla. Aproximadamente.

Puede suceder que por varios motivos, lleguemos al hotel horas antes de la fijada para la entrada. En este caso, solicitaremos -lógicamente con antelación, no en ese momento- un "early check-in".

Esta casuística es variada. Un ejemplo lo tenemos en los huéspedes que se desplazan utilizando las "low cost". Tales compañías, tienen por norma volar a unos horarios donde aún no han "abierto las calles". Ese es el motivo por el cual puedes salir de Barcelona a las 05:50 y llegar a Berlín a las 08:30 de la mañana; pudiendo, por tanto, pasar por la puerta giratoria del hotel a las 9 de la mañana; seis horas antes del horario establecido.
Como esa entrada temprana a la habitación la habremos solicitado con antelación, el personal de recepción habrá hecho todo lo posible por tenerle preparada la habitación. Con más motivo, si se es asociado a centrales de reservas internacionales como "The Leading Hotels of the World", "Preferred Hotels Group", etc. Estas membresías llevan aparejada un "early" o "late"; algunas bajo petición y disponibilidad; otras te lo aseguran.

Antes de continuar, tan sólo una puntualización. El check-in, sea early o como sea, siempre debe hacerse de pie, nunca sentado. Sólo en el caso de "vips check-in" donde nos reciben tranquilamente en nuestra misma habitación o en un reservado, es correcto sentarse para realizarlo. De la otra manera, lo único que consigue el hotel es dilatar el tiempo necesario para que el cliente se registre a la par de crear una cola de espera para otras tareas. Además, el huésped, siempre quiere rapidez en esta gestión, quiere llegar a su habitación lo antes posible y la posición de sentado -tanto del recepcionista como la del cliente- demora innecesariamente el tiempo de espera. No olvidemos que el cuerpo humano se suele adaptar cual líquido al continente que lo alberga. Respetando otras opciones, me parece cursi la opción de recepciones sentadas con sillas de confidente, cual bufete de abogados. 

Bien, de no ser posible complacer la solicitud del huésped por motivos serios (el hotel está lleno, la habitación está por hacer), el recepcionista lo comunicará sencillamente al cliente excusándose simplemente pero indicando el motivo de porqué no se ha podido realizar la petición. No está bien comentar la negativa alegando que aún quedan horas para la entrada. Es más, en el caso de que el cliente sea un cazurro y no haya solicitado la entrada temprana en la habitación, el recepcionista intentará conseguirle una habitación, lógicamente. Que no se me entienda mal. También puede suceder que por imprevistos nos veamos en el hotel antes de lo que pensábamos.

Una vez se comunica que no hay habitación se debe proceder por parte del hotel, ayudando a depositar en consigna las maletas de los viajantes y enterarse, llamando a la gobernanta del hotel a qué hora podrá estar lista la habitación. Este paso es importante porque así los huéspedes pueden organizarse con tranquilidad. Es este el momento de pedir los documentos de identidad y las tarjetas de crédito para que luego no haya que volver a molestar al cliente haciéndole esperar otro rato. Dejo aquí claro este tema, sobre todo a mis lectores más legalistas. Si por algunos fuera, ya me habrían metido en la cárcel por no cumplimentar las exigencias normativas de presentar el DNI de todos los huéspedes. Repito, como he dicho ya en infinidad de comentarios de este blog que del listado de hoteles que tengo criticados, varios, y digo varios, no me han pedido el documento identificativo de mi acompañante. Y mi acompañante, mi señora esposa, siempre me acompaña en el check-in. No hablo de otras acompañantes más furtivas que entran en la habitación a las 2 de la mañana y salen a las 5. Entiendaseme.

Es un detalle exquisito ofrecerles la posibilidad de desayunar, lógicamente a cargo del hotel. Este detalle lo tuvieron conmigo en el Mandarin Oriental de Barcelona. Decliné agradeciendo mucho tal gesto debido a que ya lo habíamos hecho al bajar del avión.

Al igual que el "late check-out", el "early check-in" no se debe cobrar en un hotel de lujo. Aunque no siempre es así, es un servicio que, si se puede, se presta y si no se puede, amablemente se explica. Y ya está. Los huéspedes que llevan de  Louis Vuitton hasta los cristales de las gafas y los pañales del niño, suelen ser los que más protestan cuando llegan a un hotel sin avisar antes de la hora prevista. Nadie en su sano juicio se pone como un basilisco si llega tempranamente al hotel sin avisar y no está preparada la habitación. Bueno, nadie en su sano juicio debería ponerse nunca  como un basilisco.

viernes, 17 de junio de 2011

El minibar de una habitación de hotel. Un mundo por descubrir




Álvaro S. en un reciente comentario me sugirió que escribiera sobre el minibar de una habitación de hotel. En primer lugar, agradezco a los que me leéis dichas recomendaciones, peticiones o sugerencias porque uno ni tiene tiempo ni dinero para ir cada semana cuatro días a un hotel para luego hacer la crítica; ni tampoco una imaginación de cuento de hadas -y eso que la mía es muy calenturienta- para hacer un buen post sobre un tema relacionado con los hoteles cada semana. Así que, por favor, no os cortéis a la hora de escribirme. Pedid y se os dará; y también se os agradecerá.

Bien, dicho esto, ya he hablado algo de los minibares en otras entradas del blog como "las amenities que están de más y las que no deben faltar" y "Las preguntas prohibidas". Se trata, pues, de recopilar lo dicho hasta ahora y de ampliar toda la información para hacernos una visión lo más completa posible de este elemento que no dejará jamás de sorprenderme, como es el minibar.

Partimos de la base de que, para la gran mayoría de mortales, el minibar es un accesorio endiablado al que no hay que acercarse, siquiera. Sí, seamos sinceros. Cuántas veces hemos entrado en una habitación, nos hemos puesto a mirar todo, a sacar punta a cualquier aspecto de la habitación o del baño y, cuando nos topamos con el minibar, una voz, casi siempre femenina, dice. ¡No lo toques! Sí, lo reconozco, el minibar suele tener una tarifa de precios que, en ocasiones, hace que se lleguen a caer las pestañas. Sigamos siendo sinceros, cuántas veces nos hemos quedado embobados mirando esas botellitas de licor tan bien puestas, ese paquetito de frutos secos que dice cómeme, ese benjamín de champán que parece que tiene tu nombre.... esa, en definitiva, cara de espanto cuando ves la lista de precios y te cagas en todo.

Pero ni calvo, ni con siete pelucas. Si bien, no se trata de fusilar hasta el zumo de tomate del minibar, como si en nuestra vida hubiésemos estado en una cafetería, tampoco se trata de ser un auténtico rácano y jamás usar nada del mismo si nos apetece.
Haga usted examen. ¿Cuántas veces ha respondido a la maldita pregunta del check-out de recepción ¿Tiene usted algo de minibar, con un sí? Digo maldita porque detesto que me la hagan. A nadie le interesa si soy un bebedor compulsivo de ron; y en recepción siempre suele haber mucho tránsito de personas. Siguiendo con lo nuestro, ¿Cuántas veces hemos dicho sí? Si es ninguna y sí nos apetece, pues ya va siendo hora de estrenarse.

Pero claro, ahora llegan los inconvenientes logísticos.

Puede suceder que el minibar sea inteligente, es decir, que tenga una memoria informática conectada directamente con recepción. Si queremos sacar la fanta naranja para hacer hueco al biberón del nene, automáticamente salta un chip como si hubiéramos consumido la fanta. Esto siempre me ha parecido una falta de educación grave de los hoteles para con los huéspedes. Ahora bien, comprendo que hay cierto tipo de clientes de hotel que cual mochileros insaciables, se llevan de viaje la mortadela, la tortilla de patatas, las latas de atún barato, el nescafé. En fín, que llegan a utilizar el minibar como si fuera el frigorífico de su casa y el próximo cliente que entra a la habitación se encuentra con un pestizamen a chorizo que no le deja dormir en toda la noche. Por esta razón, creo que algún ingeniero aburrido inventó dicho minibar inteligente. Aún con todo, estoy en contra de ellos.

También puede ocurrir que el minibar se parezca a la central termodinámica de Móstoles por el puñetero ruido que hace que no te deja pegar ojo; o lo que es peor, el minibar tipo Sputnik que de lo que se mueve, parece que va a despegar en cualquier momento. El minibar debe ser revisado por el hotel de vez en cuando, y no me refiero sólo a la reposición de su contenido, que muchas veces, de no usarse está caducado.

El agua de cortesía que todos los hoteles deberían depositar encima de la mesita de noche en el servicio de turndown, es una amenidad gratuita del hotel; no es consumición de minibar. Por cierto, ante esto debo decir que muchos hoteles sólo dejan el agua la primera noche. Muy mal. Hay que reponerla cada día; racanear con el agua me parece una grosería impropia de un hotel de lujo.

Si en su habitación, cerca del minibar, descubre una cubitera vacía, no es para que se la eche a la maleta; es para pedir que le repongan hielo cuando lo desee llamando al servicio de habitaciones. El sacacorchos y el abrebotellas tampoco están para aumentar el menaje de nuestro hogar.

Antes comentaba que odiaba que me hicieran la pregunta de si había consumido algo de minibar en el checkout. Lo correcto en este caso es tener un servicio de habitaciones muy bien dirigido. En el momento de la salida, una camarera entra y echa un vistazo. Ella comunicará a recepción si hemos consumido algo de minibar o no. Si no es así, se entrega la cartulina en recepción marcando nuestras consumiciones antes de que el intrépido recepcionista nos haga la pregunta.

En algunos hoteles, hoy en día, se está ofreciendo el minibar de cortesía. Ello no me parece mal. Pero si se hace así debe quedar claro que, el minibar es de cortesía y, aparte de reflejarlo en nuestra reserva, nos lo recordarán en recepción a la hora del check-in. Si el minibar es de cortesía es cicatero que sólo sea el primer día; uno paga la misma tarifa de habitación cada día que se hospeda en un hotel. Y, si el minibar es, de verdad, de cortesía, no se puede dejar dentro sólo un zumo rastrero de melocotón, otro de néctar de naranja, un agua en botella de plástico, una pepsi y dos chuminadas más. No digo que haya que poner güisqui escocés pero dice mucho en detrimento de un hotel, aquel que no mantiene los mismos estándares de servicio y calidad para las amenidades que son de pago y las que van incluidas en la tarifa de reserva. Y, además, el plástico es un material que debe estar prohibido en cualquier hotel que pretenda catalogarse de lujo.

lunes, 2 de mayo de 2011

Qué es el late check-out



El "late check-out" es la dejada tarde de la habitación el día de nuestra partida del hotel, entendiendo por tarde un horario superior al previsto por el mismo para abandonar dicha habitación. En Europa, el horario de salida ronda las 12:00 horas. Salvo que la tarifa de reserva del hotel nos lo especifique, suele ser un "extra" que hay que solicitarlo y nos lo tienen que conceder.

Sólo los hoteles ruines y mezquinos -y puedo dar el nombre de varios- te cobran por un "late check-out". Una vez solicitado por el huésped en recepción del hotel, aunque es preferible que se avise de tal salida tarde en la misma reserva de la habitación, el hotel comunicará si es posible dilatar en el tiempo dicha salida y hasta qué hora; y hará todo lo posible por concederla. Si la deniegan debe ser por un motivo de peso, es decir, que otro cliente está esperando para hacer el check-in que en Europa suele ser entre las 14:00 y las 15:00 horas. Lógicamente debe haber un espacio de tiempo suficiente para que el equipo de limpieza de habitaciones la deje lista para el siguiente huésped.

El motivo para que un huésped solicite un "late check-out" también debe ser de peso. No es un motivo el "aprovechar al máximo lo que hemos pagado" o lo que es peor " a mí, que me echen", o cualquier otra estupidez maleducada. Son motivos a tener en cuenta la salida del vuelo de vuelta, o un retraso del mismo, o una boda la noche anterior. Los huéspedes que indiscriminadamente piden este servicio sin ton ni son,  son unos groseros sin nada de clase que mejor estarían en su casa.

Si se solicita y el hotel haciendo todo lo posible,  no puede conceder dicha petición, no pasa nada. Se acepta la situación y se pide que las maletas queden en consigna hasta nuestra partida; eso no nos lo negará ni un hotel de tercera.

Si se solicita a última hora, lo lógico será que nos manden a freir espárragos. Hay que prever dicha situación.

Puede suceder que nos lo concedan pero hasta una hora determinada, por ejemplo, las dos o tres de la tarde. Si ello sucediera, con antelación y sin llegar a ser tan zafios de apurar hasta el último segundo, respetaremos absolutamente la indicación proporcionada en recepción. De tal forma que un cuarto de hora o media hora antes de lo indicado, ya estaremos en el mostrador finiquitando nuestra estancia. Sólo un auténtico grosero haría oídos sordos a esta directriz. En mi opinión, no hay momento más embarazoso para un huésped de hotel que te tengan que llamar a la habitación para decirte que te vayas; eso es de chabacanos.

Por último, si nos conceden un "late check-out" -no nos engañemos, en los buenos hoteles a los buenos clientes será lo habitual-, deberemos agradecerlo en recepción de una manera expresa y si colgamos nuestra náusea existencial como hago yo en este blog o en otros, es muy recomendable reflejar dicha ampliación.

Para completar información, si lo desean, pueden leer la entrada ¿Qué es el "early check-in"?

sábado, 2 de abril de 2011

¿Dónde pongo el huevo?




En nuestras estancias en hoteles suele darse, a menudo, la necesidad de realizar algún tipo de comida; ya sea desayuno, almuerzo, cena o cualquier piscolabis.
Hoy en día, los hoteles no cuentan con un sólo restaurante. La mayoría ofrecen varios y he de reconocer que, algunas veces, he tenido que pensar cuál elegir; no sólo por el tipo de comida sino también por la formalidad de su etiqueta y el horario -me refiero al servicio del mismo (almuerzo o cena)- que ofrece.

Si lo que pretendemos es desayunar, lo tenemos más fácil. Siempre se habilita un salón en el hotel para este tipo de comida. Ya hablamos en su día de los diferentes tipos de desayunos de un hotel. Quiero resaltar que cualquier buen hotel, si se pide, te ofrece la posibilidad de tomar un desayuno continental no sólo en la habitación -a muchas personas nos parece farragoso tener que desayunar en pijama y slippers- sino en algún apartado de las zonas comunes del hotel. Y digo ello porque no todo el mundo quiere ponerse hasta arriba con el desayuno tipo bufé y no queremos gastar los cuarenta, cincuenta o hasta sesenta o más euros que cuesta muchas veces un desayuno. Total para una tostada y un café con leche.

Bien, entramos ahora en el maravilloso mundo del almuerzo. He contemplado en mi vida auténticas burradas de falta de clase y educación por el hecho de elegir  mal el lugar del ágape. Si nos encontramos en un hotel urbano y no queremos un almuerzo muy formal, lo tenemos claro. Debemos acudir al menos formal de los lugares que un hotel ofrece para tomar una comida rápida. Su lobby. Si queremos algo, no sólo más formal sino que nos tenga sentados más tiempo, podemos preguntar en el Concierge cuál es el restaurante o los restaurantes que el hotel indica para almorzar. Lo que no podremos hacer nunca es acudir en shorts a un restaurante que no admita indumentaria sport. Y sí es posible su viceversa. No es de recibo comer en mesa redonda bien vestida, con tie and jacket y con un señor en la mesa de al lado en manga corta y zapatillas de deporte.

Si lo que queremos es cenar, quizá lo tenemos más sencillo. Es en el "dinning room" donde podemos realizar ya una cena formal, tranquila y cuidando cierta etiqueta. Pero siempre, cualquier hotel -lógicamente con categoría-, tiene habilitados otros restaurantes con diferentes tipos de etiquetas.

Como dicen en mi tierra, "a ver donde pones el huevo"; es decir, debes decidirte por uno y actuar en consecuencia.

Para el siguiente post, hablaremos de los modales en la mesa, algo que -por desgracia- ni se tienen, ni se esperan.

martes, 15 de febrero de 2011

"El hotel sólo lo uso para dormir"; síndrome del turista culoinquieto

Es, probablemente, la frase que más veces he oído a conocidos, parientes y amigos a la hora de hablar de hoteles.  Al final, siempre acaba la conversación con un "El hotel sólo lo uso para dormir".
Pues no, rotundamente no. Salvo que se sea un insaciable mochilero universitario o un corral de solteras empedernidas despidiendo de la misma a una amiga, o -como dicen los cursis- un "single" viajando por el sudeste de la India, el hotel se usa para algunas cosas más que dormir. Se usa para descansar, para relajarse, para tener detalles con tu pareja, para refugiarse de la lluvia o la nieve o el calor intenso en caso de que nos visite durante nuestro viaje, para divertirse, para recrearse, para alimentarse, para asearse.

Lo siento pero detesto viajar con esas personas que abandonan el hotel a las ocho de la mañana y no regresan al mismo hasta bien entrada la noche. Es como si tuvieran un petardo en el trasero que les impidiera parar en todo el día. En definitiva -es mi opinión- no deja de ser un ansia ambiciosa por conocer, ver y recorrer cualquier ambiente del destino que visitamos. Si al final del mismo no han conseguido ver las ciento cincuenta mil cosas que llevaban apuntadas, no se quedan satisfechos. Es el síndrome del turista culoinquieto. Llegan de madrugada al hotel como si vinieran de la guerra, gastan cantidades ingentes de Trombocid para desinflamar sus maltrechas piernas y las escoceduras en pies y entrepiernas son parecidas a las de un caminante a Santiago de Compostela subiendo un duro puerto. Y sólo han estado de visita por París. Además, la mayoría, desaprovecha el tiempo puesto que -salvo que se sea un superhombre- no hay humano que lleve este ritmo más de tres días seguidos. Y si lo hay, tiene el síndrome mencionado anteriormente.

En mi caso -y perdón por hablar de mí-,  los viajes, los tomo de otra manera -ni mejor ni peor- mucho más relajada. Suelo levantarme a las ocho de la mañana (no a las cinco para ser de los primeros en la cola para visitar la Torre Eiffel), intento desayunar con calma y reposo antes de emprender cualquier visita. Son mis vacaciones; no suelo viajar por trabajo; para las prisas y el estrés ya tengo mis días laborables.
Pues bien, una vez fijada la ruta, no soporto -salvo en algunas ocasiones puntuales- andar sin rumbo, mi acompañante y yo emprendemos viaje a paso firme y rápido. Intento evitar -en la medida de lo posible- una de las grandes miserias del ser humano, las colas. A media mañana, paramos para un café en algún lugar que merezca la pena de la ciudad y, no más tarde de la una almorzamos, casi siempre en un restaurante elegido con anterioridad y reservado a través del Concierge del hotel. A las tres ya solemos estar de vuelta en el hotel para reposar y tomar fuerzas para la tarde. Después de una reparadora siesta, si el hotel dispone de ella, nos relajamos en su piscina. No más de las seis de la tarde -no soy bebedor de té- volvemos a emprender rumbo de visitas. Eso sí, a las ocho ya estamos cenando en el restaurante elegido de la misma forma que el almuerzo. Una vez de vuelta en el hotel, tomamos una copa en su bar disfrutando de una amena tertulia y, a ser posible, de un piano. Por último, nos retiramos a dormir a nuestra alcoba. Lógicamente el plan está sujeto a cambios según sea la estación del año, el lugar o el tipo de hotel o resort. O lo que -con perdón- me de la gana.

Pido excusas por contar ciertas intimidades pero "El hotel sólo se usa para dormir" es una frase que, con lo anterior, acabo de derrumbar. Anímese, amigo lector, si posee usted la patología del culoinquieto, a tomarse sus viajes de placer con más serenidad, ya verá como, a su vuelta, se notará verdaderamente descansado. Y que nadie se sienta ofendido, por favor.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Viajar con niños. Manual del turista educado. 4ª entrega



Capítulos anteriores:



Viajar con niños es un arte, exactamente igual que la pintura, la escultura o la escritura. Por tanto, no todo el mundo tiene vocación a ello. Yo, por ejemplo, no he nacido con tan ansiado don y sólo me ha quedado la posibilidad de ir ejercitándome en tan ardua virtud hasta conseguir cierto grado de experiencia; escaso pero valioso.

Parto de una idea para viajar con niños. No creo conveniente que se familiaricen en exceso con el "glamour" y el lujo desde edades muy tempranas puesto que -es mi opinión- puede influirles negativamente en su educación y aprendizaje. Para todo hay tiempo en esta vida.
No obstante, esta idea que expongo, va acompañada de otro axioma igual de importante. Los hoteles de "camionadas" o los tugurios de mochileros son perjudiciales para su salud (también para la de sus padres). Por ello, es muy conveniente estudiar antes de elegir el hotel en el que pasaremos unos días en familia.

Como creo que la mejor manera de exponer ideas es ejemplificando, ahí van algunos.

- Sólo un nuevo rico, un jugador de fútbol o una cursi acomplejada como las del programa ese de "Mujeres Ricas" lleva a sus hijos pequeños a pasar unas vacaciones a hoteles de gran lujo como el Ritz Paris o Londres, George V, Plaza Athenee, Villa Feltrinelli, Caruso... y los que son como estos. Tan solo lo comprendería en el caso de que el niño fuera menos movido que el muñeco de nenuco. De no ser así, sucede en el 99% de los casos, hay que estar tan encima del niño para que no rompa el jarrón dinastía Ming de la sala "lounge", que no permite que los padres descansen ni un segundo. Y afirmo lo dicho por mucho "Kids Club" que posean estos hoteles.

- Hay que buscar hoteles con espacios diáfanos donde los niños puedan esparcirse. Un niño, aunque no sepa andar, es capaz de correr más rápido que yo. Si tiene espacio estará distraído y no hará que nos "saqueen" la tarjeta de crédito a la salida por los objetos que ha roto.
 
- Es conveniente si nuestros hijos son excesivamente "inquietos", pedir antes de nuestra llegada que retiren objetos de decoración de valor que puedan existir en la habitación.

- A ser posible, es conveniente elegir hoteles en climas cálidos, tipo Resort con actividades diarias para ellos, piscinas y juegos.

- Aunque sólo viajamos con un bebé, salvo que duerma como los ángeles, mejor pedir una habitación más amplia, con dos estancias, para separarlo de la cama del dormitorio principal. Si el nivel adquisitivo lo permite, mejor dos habitaciones contiguas. La mayoría de hoteles poseen tarifas especiales para familias con niños, dejando la segunda habitación a mitad de precio.

- Los niños gritan, sí, son una raza especial y maravillosa pero con ese gran fallo. Ante ello tenemos la opción grosera de protestar y llamarles la atención; o la opción educada que es comprenderles y, si el nivel de decibelios consigue que lleguen a sangrar los oídos, tomar medidas como comentarlo en recepción pero con muy buenas maneras. Pegar o insultar al padre no tiene ningún sentido.

- Los niños salpican mucho en las piscinas, es otra característica consustancial a su ser. Para ello, hay que recordar a los padres que existen piscinas para niños. Si ya son un poco más talluditos, es responsabilidad de los progenitores el que sepan comportarse como se debe. Si son los padres los que salpican, el asunto se agrava y no tiene fácil solución.

- Pecaría de injusto si no diera nombres de hoteles para viajar con niños. Conozco varios.
* Gran Hotel Bahía del Duque Resort, Costa Adeje, Tenerife. España
* Fairplay Golf Hotel and Spa, Benalup, Cádiz. España
* Villa Padierna. Marbella. Málaga. España. Un buen hotel incluso antes de que lo visitara la familia Obama.
* Asia Gardens Hotel and Thai Spa. Benidorm. Alicante. No es mi preferido pero no está mal para viajar en familia.
* La Manga Club, Príncipe Felipe. Cartagena, Murcia. España. Muy recomendable para pasar unos días en familia.
* Reid´s Palace, Funchal, Madeira. Portugal

Como se puede observar, hablo de hoteles de lujo pero perfectamente adaptados para que los más pequeños puedan distraerse y hacer deporte, compartiendo su estancia con otros niños. A su vez, los padres pueden acabarla algo más descansados de como la empezaron.

jueves, 28 de octubre de 2010

Cómo conseguir ser VIP en un hotel de lujo siendo español



Ya he comentado en otras ocasiones que el español, por naturaleza, tiene la desgracia de ser no muy bien mirado en el resto de Europa. Si esta premisa la elevamos al terreno de la hostelería de lujo, crece en su justa proporción. Al español lo miran con recelo, como si no supieran por donde va a tirar. Ello requiere, como buen español, una serie de argucias y tácticas para conseguir no solamente que no pase, sino que suceda lo contrario, es decir, paso a relatar una serie de tácticas cuyo objetivo es lograr que nos traten en estos hoteles con absoluta exquisitez.

Va por delante que esto no debería suceder siguiendo un uso correcto de las buenas maneras y la buena educación. Pero tenemos los pies en la tierra y, por desgracia, de hecho, sucede. El trato y servicio a los españoles en hoteles de lujo europeos -a nivel general- debe mejorar. Por tanto, a diferencia de otras entradas de mi blog donde hablo de buenos usos y costumbres relacionados con la hostelería, lo que viene a continuación no podemos englobarlo dentro de ellas sino en las artimañas pícaras pero legítimas del que desea recibir el mismo trato que los demás.

1. El idioma inglés. Es lo principal. Si el primer contacto del huésped en recepción de un hotel de cualquier país de Europa -que no sea España, obviamente- no se realiza en este idioma (o en el oriundo del hotel), tenemos un problema. Agravante. No muchos españoles hablan inglés. Vamos a intentar si no solucionarlo, mitigarlo.
Si usted viaja solo (qué triste -si no es por trabajo-), sólo le cabe una solución. Aprenda inglés fluido.
Si tiene suerte de viajar acompañado, por ejemplo, por su mujer, que ella aprenda inglés. Esta segunda opción (bromas y machismos aparte), suele ser la más aconsejada en el caso de que no sepamos inglés. Si habla el idoma deje que su acompañante realice el trámite de recepción y usted siga atento la conversación como si entendiera absolutamente todo lo que se habla. Asienta de vez en cuando con la cabeza para reforzar su mensaje. Si le hacen directamente una pregunta a usted, dígale previamente a su acompañante que le interrumpa para que pueda contestar él o ella. Usted quedará como un calzonazos y seguramente, el personal del hotel se dará cuenta de su analfabetismo pero qué le vamos a hacer. Por último, aprenda frases hechas como "tengo una reserva" o "¿Podrían subir a recoger las maletas para la salida?" o "¿Podrían reservarme una mesa en este restaurante?". Eso sí, dígalas siempre en presencia de su acompañante. Una "contrapregunta" en este caso puede ser fatídica.

2. Las Tres Tarjetas. Es una táctica muy efectiva para realizar con eficacia el "check-in". Superado el inconveniente del idioma, lo primero que una persona debe hacer al acercarse a recepción de cualquier hotel para hacer la entrada es tener a mano tres tarjetas. A saber. El documento nacional de identidad, la tarjeta de crédito para la garantía y la tarjeta de membresía de la cadena o central de reservas del hotel. Y hay que darlas antes de que nos las pidan. Si vamos acompañados, también entregaremos una más, el documento nacional de identidad de nuestro acompañante. Háganme caso, el momento del "check-in" es el más importante. Si nos ven sueltos tendremos más posibilidades de un "upgrade".

3. La Propina. No soy partidario de estar impartiendo propinas durante todo el tiempo que dure mi estancia en el hotel. Lo aconsejable es dar una al principio al botones o mayordomo y otra al final. Si estamos muy agradecidos por la gestión que nos han ofrecido los miembros del "concierge", antes de nuestra partida, podemos gratificarles con una. Aunque está en completo desuso, si su habitación se la encuentra absolutamente resplandeciente, no está mal dar propina a la camarera de la habitación.  Por favor, no sea nuevo rico y no vaya dando propinas a diestro y siniestro como si le sobrara el dinero.

4. El "Concierge". Aparte de entregarle, si lo ve conveniente, la propina al final, no lo utilice como si fuera su mayordomo personal. Al principio, entréguele un papel con los restaurantes y días y horas de reserva que desea. Es un detalle de mucha clase.

5. La Indumentaria. Sea respetuoso con los usos y formalidades respecto a la indumentaria que aconseja el hotel. Si hay que cenar con corbata, póngasela aunque haga calor. Si no quiere, ¿Por qué ha elegido ese hotel?
6. La Naturalidad. No circule por las zonas comunes del hotel con cara de asustado. Me explico. Nunca piense que usted no tiene suficiente "clase" como para estar en dicho hotel, no tenga temor reverencial al resto de los huéspedes o al "staff" del hotel pensando que usted no pertenece a ese nicho de personas. Usted no es menos ni más que nadie. Compórtese con educación, sonriendo y que le resbale lo que piensen los demás. Aunque crea que digo tontería, eso se nota a la legua y puede usted pasar por palurdo sin serlo.

7. Use los diferentes espacios del hotel. Vamos a ver, si usted se aloja en el Four Seasons Firenze, por ejemplo, y no desayuna en el hotel, no consume nada del bar, no come en ningún restaurante del hotel, no se da ningún tratamiento en el Spa... ¿Para qué va a un hotel como ese? Sin llegar a ser un fusilador de visas, disfrute de su tiempo en las diferentes estancias del hotel.

8.- En cualquier hotel de Europa trabaja, al menos, un español. Esto está empíricamente demostrado. Por tanto, con soltura y cortesía, intente enterarse y logre hablar con él. Ello, lógicamente, en el caso de que usted no domine el idioma inglés. Conseguirá seguramente un mejor trato por todo el personal del hotel.


Espero que estos consejos o argucias les sirvan, aunque no sea español, para que su estancia en un hotel de lujo le sea más agradable y reciba un mejor trato por el personal del hotel. Le agradecería que si las pone en práctica y consigue lo que quiere, me lo haga saber en un comentario para comprobar que no son sólo tonterías lo que escribe este humilde servidor.

jueves, 21 de octubre de 2010

L ´Albergo della Regina Isabella. Ischia






Web
Mis felicitaciones a L´Albergo della Regina Isabella por haber procedido esta temporada a realizar un lavado de cara a una web un tanto anticuada y descuidada. Como un hotel de lujo que es, L´Albergo, posee ahora una web cuidada al detalle, con una galería fotográfica de las mejores que conozco, un fácil desplazamiento por su menú, posibilidad de reservar subcontratada a "sinxis.com" y han eliminado la pegadiza pero un tanto zafia, musiquilla del pantallazo de inicio.
Pertenciente a la central de reservas internacional "Preferred Hotels of the World", también se puede proceder a reservar una habitación desde la página de la Central. Quizá, un punto flaco, lo tenemos en la poca cantidad de texto que posee, aunque las fotos hablan por sí solas.

Llegada a la isla y "check-in"
No es la primera vez -y Dios mediante, no será la última- que critico un hotel de la Costa de Nápoles (ya lo hice con Capri Palace Hotel and Spa). Soy un enamorado de ella y de sus dos islas principales, Capri y la que nos ocupa, Ischia.
Esta vez, mi acompañante y yo, junto a una pareja de amigos, pasamos cuatro días en L´Albergo. El viaje, aunque parezca lo contrario fue fulminante. Avión desde Barcelona, llegada a Capodichino (aeropuerto de Nápoles) en dos horas. Enseguida tomamos un taxi que nos desplazó a Molo Beberello donde cogimos, casi de inmediato, un batiscafo que, en una grata travesía nos dejó en el puerto de Ischia. Desde allí un taxi, por llamarlo de alguna manera, nos acercó hasta nuestro hotel en el centro del municipio de Lacco Ameno, al noroeste de la isla.





 Imagen del puerto de Ischia


Sí, es un taxi de Ischia; no una atracción de feria. Parecido al de Jack Lemmon en "Avanti!"


Entrada principal al hotel. El puente lo comunica con el Spa
                                                                                                                                                                    
La entrada al hotel es preciosa, poblada de una vegetación frondosa, se encuentra en un extremo de la coqueta plaza de Santa Restituta. El suelo, todo de baldosa de cerámica de Vietri, confiere el frescor y la clase de muchos establecimientos de la zona. La recepción -con mostrador en forma de ele junto al "Concierge"- nos espera. Muy amable y rápidamente nos dan la bienvenida y las llaves (como las de antes). Mientras un botones se encarga de subir el equipaje, nuestra entrada en la misma se produce con un "relaciones públicas" muy cortés que nos explica el funcionamiento  y los usos y costumbres principales del hotel así como el horario de sus principales servicios.
La habitación -estandar queen-, era bastante amplia, con vistas al jardín y un pequeño balcón con mesita y dos sillas. La tonalidad de las paredes era un azul pastel muy amable a la vista. El suelo, espectacular, todo de Vietri. Los muebles como la mesa del escritorio, cabezal y pie de la cama, de madera maciza. Una especie de buró nos hacía de mesita de apoyo muy efectiva.
El baño, suficientemente amplio y muy bien iluminado, bañera de fácil acceso, lavabo de mármol y toiletries de fabricación exclusiva para el hotel.

Restaurante Regina Isabella
Lacco Ameno es una localidad de Ischia con muchos restaurantes con terrazas de verano. Ciertamente, apetece salir del hotel a degustar pescado fresco, pasta o pizza; sobre todo cuando predomina el buen tiempo. No obstante, alguna noche cenamos en el restaurante Regina Isabella. No ha sido el mejor restaurante en el que he cenado. Con un "dress code" no muy severo pero regulado, te ofrecen un primer planto tipo bufé y un segundo y postre a elegir. No probé el restaurante Indaco, de muy reciente apertura, debido a que estaba temporalmente cerrado durante mi estancia.


                                                                                       Restaurante Regina Isabella con envidiables vistas


Spa Regina Isabella
Las aguas termales de Ischia son muy conocidas por su capacidad curativa y regeneradora desde tiempos ancestrales. Griegos y romanos ya utilizaban las aguas que brotan de las laderas del monte Epomeo a más de 80 grados centígrados. En las termas del Spa Regina Isabella se conserva ese origen curativo; asesorado en todo momento por un equipo bien nutrido de profesionales en la materia, médicos incluidos.
Posee innumerables salas de tratamientos muy bien decoradas y especialmente cuidadas. La piscina de talasoterapia no es muy grande pero suficiente para relajarse. Cuenta también con una piscina especial de "musicoterapia" -nunca lo había oído- y aromaterapia y cromoterapia (y porque no hay más "apias"). Sauna y baño turco, junto a una sala de fitness, completan la oferta del Spa.
Mis lectores más asiduos conocen la cierta aversión que tengo a los tratamientos de belleza y al sobeteo de los masajes corporales. Sólo probé un rato la piscina y me relajé en una tumbona. La sala estaba bien nutrida de toallas en todo momento.



 Entrada a las Termas



 Piscina del Spa


Piscinas y Mar
Aparte de las ya mencionadas, el Albergo della Regina Isabella, cuenta con  una gran piscina exterior de agua de mar y acceso directo a lo que muchos denominan "playa privada" que no es otra cosa que acceso al mar desde un muro con escalera. Comprendo a las personas a las que les encanta darse un chapuzón de ese tipo pero a mí me resulta francamente incómodo volver a subir -otra vez- por la empinada escalera de acceso a tierra firme. En verano, a lo largo del pequeño dique que rodea el hotel, ponen hamacas para tomar el sol. No olvidemos que L´Albergo es un resort en el centro de un municipio, todo un lujo para los que somos animales de ciudad.


 Vista del hotel y del puerto



                                         Maravillosa y delicada vista desde una habitación



  Detalle


Mención especial quiero hacer a "Bar Regina Isabella". Con un ambiente encomiable, un pianista virtuoso, un servicio de diez y unos cócteles muy bien combinados; guardo un muy grato recuerdo de las noches de Ischia, entre amigos.
L´Albergo continúa siendo uno de esos pocos lugares en Europa (y digo Europa porque en el resto no queda absolutamente ninguno), donde se guarda un "dress code" elegante sin ostentosidades de fanfarrón barato ni amaneramientos barrocos de heterosexual cursi. Las personas llevan puesto en cada momento lo que deben, con porte y elegancia. Es uno de los motivos por los que elijo hoteles como este.

Check-out
Muy buen servicio de recepción tiene este hotel. Un trato amable, afable pero sin compadreos de colega. La factura ya la tenían preparada -la de las dos habitaciones- y un taxi, esta vez como los de siempre nos trasladó a la localidad muy cercana de Casamicciola para alcanzar el ferry que nos trasladó al puerto de Pozzuoli donde, otro taxi nos esperaba para acercarnos a Capodichino. Todo nos lo organizó el "concierge" del hotel y todo fue según lo previsto.


El hotel alejándonos mar adentro

jueves, 14 de octubre de 2010

El obsceno. Manual del turista educado. 3ª entrega



Capítulos anteriores:



El capítulo que nos ocupa merece, cuanto menos, un estudio pormenorizado. Desgraciadamente, la figura del obsceno -por llamarla de alguna manera- es ya muy común en la mayoría de los hoteles con clase. No me quiero imaginar cómo será en los "resorts" de camisetas de tirantes o en los "todo incluido" de pulseras de colores y bandejas de acero inoxidable.

- Como detectar al turista o a la turista obscena.

Tenemos varias maneras de averiguarlo.

El obsceno - o el mirón hablando en castizo-  es esa persona que siempre está mirando a los demás menos a los acompañantes con los que se encuentra. Si mientras mira sonríe tenuemente, más que obsceno es "salido". Si lo hace en la piscina del hotel es un guarro. Si lleva bañador "tipo nadador", aléjese de él aunque no cumpla nada más que esta última cualidad. Esta prenda es la más antiestética que conozco después de la camiseta interior de tirantes.

El obsceno suele usar los espacios comunes del hotel con muy poca ropa. No entiende el significado de pudor. Regla de oro: El grado de obscenidad de una persona es directamente proporcional a la falta de ropa que lleva en ese momento.

La obscena -o guarra en román paladino- suele quitarse la parte superior del traje de baño incluso enfrente de la piscina para niños. Su falta de pudor es tal que hasta pasea por las zonas de piscina del hotel de esa guisa. Por cierto, siempre cerca de ella habrá un obsceno, o varios, mirando, con sonrisa tenue y bañador "tipo nadador". Y ello será así aunque la "modelo" esté desprovista -aparte de su sostén del traje de baño- de cualquier proporción estética de belleza.

Nos podemos encontrar con obscenos en muchos "lounges" de hotel. Son obscenos esa pareja que se pegan el "filetazo" casi encima del piano de la sala, mientras está repleta de gente y el pianista, inmutable continua tocando "Moon river". También lo son si se lo montan igual en las tumbonas de la piscina. En definitiva, son todos aquellos que practican el "semisexo" en cualquier lugar del hotel menos donde deben, es decir, en su cama.

Son obscenos esas personas que en el vestuario del Spa dejan en todo momento su "minga" al aire aunque en ese instante haya entrado una camarera a limpiar. Nota. Juro que me ha pasado (no lo de la "minga" sino la entrada intempestiva de la camarera al vestuario). Es tan incomprensible la actitud del señor con el "cimbel al viento" como la de la camarera que entra cuando hay clientes en el vestuario.

Son absolutamente guarros los que en los restaurantes o bares de la piscina comen sin camiseta, con el torso al descubierto. Muchos "resorts" de lujo no ponen impedimento a esta atrocidad y falta absoluta de higiene.

En definitiva y, por desgracia, hay que compartir muchas veces estancia en un hotel -aunque sea de lujo- con este tipo de personas. Ya que no podemos evitarlo, al menos que este capítulo sirva para localizarlos y, de alguna manera, poder evitarlos. Eso sí, siempre con la muy buena educación que nos caracteriza.