
Enclavado en el privilegiado parque natural de Sierra Helada, con una panorámica espectacular sobre la bahía de Altea (Alicante), se encuentra "
Sha Wellness Clinic", inaugurado en enero de 2009. Como preámbulo, no he utilizado la palabra "hotel", de hecho, me cuesta catalogarlo de esa manera, aunque -sin duda- lo es. Cuenta con 96 suites distribuidas en un entramado arquitectónico sobresaliente con cinco edificios unidos por puentes, obra del arquitecto Carlos Gilardi. La decoración es de Elvira Blanco Montenegro.
"Sha Wellness Clinic", utilizando la definición que aparece en su web "es una clínica de bienestar pionera a nivel mundial dedicada a mejorar y prolongar notablemente la salud y el bienestar de las personas mediante la fusión de las mejores terapias naturales, provenientes principalmente de conocimientos orientales milenarios y las más avanzadas técnicas occidentales. En SHA no entendemos la salud simplemente como la ausencia de enfermedad, sino como un estado de completo bienestar físico y mental, peso idóneo y vitalidad. Poder disfrutar de nuestro verdadero potencial."
Imagen aérea de "Sha Wellnes Clinic"
Recientemente galardonada como el "Mejor Spa médico internacional" por la prestigiosa revista "
Conde Nast Traveller" y, habiendo sumado la familia Bataller -propietaria del complejo- a su personal a la Princesa Béatrice d´Orléans como directora de Comunicación y Relaciones Públicas, no tuve más remedio que acudir unos días a probarlo.
La Web
De diseño rompedor y muy cuidada, "Sha" ha creado una web muy bien dotada de fotografías con gran resolución. Muy dinámica en su navegación, se accede rápidamente a lo que se busca. Hasta hace poco, no tenían bien resuelta las reservas a través de la misma web. Hoy ya, por medio de "myfidelio.net", no es mi preferida, se puede reservar la estancia directamente. Se hecha en falta algo más de texto, sobre todo teniendo en cuenta las particularidades de "Sha" que iremos comentando posteriormente. No pertenece a ninguna cadena hotelera ni está asociado a ninguna central de reservas por lo que las dos únicas formas de reservar estancia es, o bien a través de su web, o bien telefónicamente. Aconsejo esta última.
Porqué ir o no ir a "Sha"
Antes de continuar con la crítica, amigo lector, quiero hacer una precisión. "Sha" es, sobre todo, un espacio destinado a la salud y el bienestar enfocado bajo la idea de que la alimentación es la base de la curación del ser humano, entendiendo curación no sólo desde el punto de vista de la enfermedad sino el mantenerse sano. Michio Kushi, presidente de la Asociación Mundial de Medicina Natural, es el director de Terapias Naturales de Sha y padre de la macrobiótica. Por tanto, dicha dieta, con materias primas siempre ecológicas y la combinación de terapias naturales orientales y occidentales como el shiatsu, la acupuntura, el tai-chi, la meditación, la moxibustión, forman parte indisoluble de una estancia en el espléndido paraje de "Sha". Así que, si usted no es capaz de pasar un día sin tomar carne roja ni pan blanco, a no ser que quiera experimentar este tipo de forma de vida y alimentación, no acuda a "Sha". Eso sí, tampoco crean que se alojan en la ayunoterapia existencial espartana de la
Buchinger o en la tradicional y un poco cansina
Incosol. "Sha" es otro universo mucho más actualizado a las demandas de hoy en día.
La carne, los lácteos y el azúcar no los verá por ningún rincón del complejo. Hecho en falta que no lo expliquen así de claro en la web de "Sha" puesto que, de esta manera, todos nos evitaríamos sorpresas. Yo me enteré una vez dentro. Con todo, indagando un poco en la web, podemos encontrar un apartado de preguntas donde se afirma expresamente que los alimentos antes mencionados no se servirán en el hotel.
Continuamos con la crítica de "Sha Wellnes Clinic".
Check-in
Mi acompañante y yo nos desplazamos en coche. Una vez llegado al municipio alicantino de Alfaz del Pi, uno solo tiene que seguir las directrices de las señales que indican la ubicación del hotel. Al quedar en lo alto, hay que salvar varios vericuetos estrechos pero siempre muy bien indicados. A nuestra llegada, dejamos el coche en la puerta pero ningún mozo nos recibió para ayudarnos con el equipaje. La entrada, presidida por una fuente tipo piscina de cascada de agua con el emblema del hotel, te sumerge ya en la más absoluta tranquilidad y armonía. El blanco lo preside todo menos el negro de los uniformes del personal.
Entrada al hotel iluminada. La recepción, a la izquierda
La recepcionista estaba hablando por teléfono y tuvimos que esperar cinco minutos hasta que nos atendiera.
Quiero hacer un pequeño inciso en este tema.
Lo que voy a contar no es la primera vez ni será la última que me suceda o que les suceda. Hoy en día, en nuestra sociedad absolutamente avanzada, se ha invertido el rango jerárquico en las formas de comunicación. Siempre, una llamada de teléfono, prevalece sobre cualquier otro medio en la interlocución humana. Esto es un grave error. Si yo estoy atendiendo a un cliente en la recepción del hotel o en el "concierge" del mismo y suena el teléfono y no hay más personal para atenderlo, sólo cabe lo siguiente. Haber descolgado o desviado antes el teléfono para que no molesten; dejarlo sonar y ya está, no se acaba el mundo; cogerlo un momento y con mucha educación comentar que se está ocupado y que - o bien, vuelvan a llamar, o bien anotamos el teléfono y le llamamos posteriormente-. La regla general para todos es que la comunicación oral presencial prevalece ante cualquier otro medio, incluido el endiablado teléfono. Si esto es general para cualquier persona, ni qué decir tiene la relevancia que posee para un hotel de lujo.
Una vez colgado el teléfono, la recepción fue muy atenta, un poco lenta eso sí, debido a que la encargada no llevaba mucho tiempo trabajando en ese puesto, o eso intuí. Pero eso siempre debe ser comprendido por cualquier huésped por muy exigente que sea, siempre y cuando -como fue este caso- la sonrisa y la amabilidad acompañan.
Realizado el check-in, (esta vez voy a decir el nombre propio) Sonia, -creo recordar-, relaciones públicas de "Sha", nos mostró y explicó absolutamente todo el hotel. Esta práctica está cada vez más en desuso en la hostelería de lujo pero reivindico su vuelta por los beneficios tan grandes que aporta a los huéspedes. En hoteles grandes y con diferentes vericuetos, el cliente se siente un tanto perdido las primeras horas de su estancia. Si esto es corregido con un buen "tour" en la primera media hora de su llegada, el huésped se sentirá más libre puesto que no se perderá y sabrá llegar a donde quiera.
Pues Sonia, con mucha amabilidad, nos acompañó a nuestra habitación, una "classic suite" y nos mostró y explicó amablemente todos los servicios e instalaciones.
La habitación
La puerta tiene un sistema de apertura electrónica de aproximación de tarjeta, muy cómodo. La entrada la preside un hall con el baño a la derecha y el vestidor (otra estancia totalmente separada a la izquierda). Hay que señalar que muchos de los clientes de "Sha" no se hospedan en él para tres días como yo sino que suelen estar una o dos o más semanas de tratamientos. Por tanto, es muy de agradecer un vestidor amplio. En él estaba situado un frigorífico con bebida (no se imaginen el típico mini-bar) y snacks macrobióticos.
La habitación constaba de una estancia con dos ambientes separados. En uno un sofá con una mesa baja y un mueble-escritorio con dos sillas. En el otro la cama, comodísima, colchón con "topper" viscoelástico -como tiene que ser- con dos mesitas de noche. Al fondo corredera de cristal y una amplísima terraza con dos tumbonas y una mesa con sillas, todas de la firma valenciana
Gandía Blasco. La combinación de colores de la habitación era muy sencilla -blanco y wengué casi negro-. Los dos ambientes estaban separados por un mueble de dos columnas hasta el techo con una televisión plana con sistema giratorio de 360 grados para poder verla desde el sofá o desde la cama.Y al alcance de la mano, precisamente desde la cama, podías controlar todas las luces y persianas de la habitación. Muy bien pensado.
El aire acondicionado podía ser regulado en intensidad desde el "display" situado en la habitación pero no en temperatura que había que llamar a recepción. Tuve que hacerlo para conseguir más frío.
El baño, muy completo y amplio constaba de ducha, no bañera (muy acertado), un amplio lavabo, espejo de aumento,
toiletries L´Occitane y buen surtido de toallas de las que secan y no producen heridas por roce. También albornoz y zapatillas con el emblema del hotel grabado. El suelo no era de moqueta, sino de baldosa de gres. Por fin.
Vista de la habitación
Restaurante Shamadi
Habiendo aprendido en Lasarte en la casa de
Martín Berasategui, en Roses en la de
Adriá, también en su sucursal de Sevilla,
La Hacienda Benazuza, Pablo Montoro, dirige el restaurante de "Sha Wellnes Clinic". Ya saben que no soy un crítico gastronómico y que por tanto, intento no meterme en berengenales que me dificulten salir. No me gusta la dieta macrobiótica, lo afirmo claramente y con todo mi respeto. Pero igualmente enuncio que hay que ser un artista para crear platos tan bien concebidos como los hace Pablo, sin los productos que muchos consideramos de primera necesidad como la carne, los lácteos o el azúcar. La sala de impecable diseño minimalista con vistas a la bahía de Altea invitaba al relax y a la buena conversación. Para los que no pueden vivir sin vino, la carta es muy escasa, sólo vino ecológico me parece, pero al menos tiene presencia.
Vamos a ser sinceros, la mayoría de los huéspedes de "Sha" pasan a su entrada por un chequeo médico y ya tienen una dieta prefijada. Mi acompañante y yo sólo fuimos por descanso. Por tanto, sólo cené una vez en Shamadi un menú degustación que me pareció que estaba a la altura adecuada. El atún, por ejemplo, pocas veces lo he probado mejor. No obstante, el resto de comidas menos el desayuno del que ahora hablaré, las hice en los pueblos cercanos, probando con muy buen resultado la casa del joven y reconocido chef
Quique Dacosta en Dénia.
El desayuno fue la comida donde más sufrí y eso que ya saben que no me prodigo mucho en este refrigerio. Como no sirven leche de vaca ni azúcar, el café tenía que camuflarlo con leche de almendras y una melaza de arroz que, sinceramente, endulzaba menos que el vinagre. El desayuno era a la carta con una mesa en el centro donde te podías servir fruta, unas magdalenas hechas con harina de algarroba y varias cosas más que no me atreví a probar, no por nada sino porque a esa hora no me entraban. Eso sí, el zumo de naranja estaba recién exprimido y pedí unas tostadas de tomate (tengo que decir que esta hortaliza no se prodiga mucho por Sha) muy ricas, por cierto. Salvo lo dicho y que el servicio a la carta tarda mucho, mucho en llegar a la mesa, este es el desayuno de "Sha". Recuerdo que la mayoría de clientes tienen una dieta prefijada y, por tanto, su desayuno lo servían conforme a las prescripciones médicas.
No quiero pasar sin felicitar a un responsable de la sala, no me acuerdo de su nombre, sólo sé que se formó en la
casa de los hermanos Roca. Muy profesional y amable su trato. Recuerdo que una tarde me senté en la terraza de "Shamadi" y pedí un "Bloody Mary". Con muchísima corrección me indicó que no tenían zumo de tomate, sólo tomate exprimido. Todo el mundo sabe que el tomate licuado no vale para ese cóctel. No obstante, pude luego percatarme que el tabasco y la salsa worcestershire, no son precisamente ecológicos. Le pedí, entonces, un gin-tonic. Un tanto apurado pero con mucha distinción, me comentó que no tenían tónica. Al final me sirvió una ginebra con zumo de limón que me refrescó mucho. Coincidió en que me encanta esta combinación de bebidas.
Interior del restaurante "Shamadi". Muy bien decorado.
Intento realizar mis críticas con la independencia y buena educación que me caracteriza, no entrando a dar consejos sobre la forma de llevar un negocio o esos aspectos que pertenecen a la más absoluta libertad de los empresarios que lo regentan. Pero sería muy de agradecer, realzar los servicios del hotel a un nivel más común con los hoteles de lujo "de toda la vida" para los huéspedes que sólo quieren ir a Sha para descansar, relajarse en su maravilloso Spa y piscinas, tomando el sol de la costa alicantina. Un pequeño apartado en "Shamadi" donde se puedan servir platos que no estén bajo el rigor de lo macrobiótico, carta de cócteles clásicos, en fin, lo que un cliente que no quiere tratamientos clínicos demanda. No obstante, apoyo y transmito mi enhorabuena a la familia Bataller por su claridad en la idea de negocio, teniendo en cuenta que nadie nos obliga a ir o no ir a Sha.
Sha Spa
En la planta baja del hotel, justo a un lado de la recepción se encuentra la entrada a este templo del bienestar y del relax en grado sumo. La recepción del spa, muy amplia y diáfana está atendida -siento decirlo- muy mal y de manera un tanto grosera y apática por dos empleadas. Las tres veces que tuve que hablar con ellas para reserva de tratamientos y preguntas varias, a cual peor. Incluso me llegaron a preguntar, sin la debida discreción, si estaba alojado en el hotel.
Al final de la sala en un pasillo, se encuentra la puerta de los vestuarios, masculino y femenino a derecha e izquierda. Y, como sucede en muchos centros de este tipo, cada uno tiene salida directa a la zona de aguas.
Sauna y baño turco, fuente de hielo (que no funcionaba), ducha de sensaciones, pozo de agua fría, camino de cantos rodados, piscina flotarium, camas de hidromasaje entre otros junto a una gran piscina de chorros son las amenidades que nos ofrece "Sha Spa". Todo ello, menos el flotarium, va incluido en el precio de la habitación.
Se ofrecen terapias acuáticas que se realizan en la piscina. Ello acarrea un problema, o mejor dicho, una incomodidad. Si en el momento que quieres utilizar la piscina de chorros hay dentro de ella una señora con su terapeuta en una sesión de "aqua-relax", pues no te metes cual grosero impertinente y molesto a enfocar tu cuello directamente con el chorro de cervicales. De hacerlo, convertiría la sesión de "aqua-relax" en clase de surf. Si tienes la mala suerte de llegar al principio de la sesión, pues te esperan 50 minutos de poner en práctica tu paciencia.
Respecto a la zona de tratamientos, no la probé. Los que me leen ya saben que no me prodigo mucho en esta clase de terapias. No obstante, mi acompañante fusiló mi Visa con varios de ellos y su sensación y valoración fue más que sobresaliente.
Es impresionante el menú de tratamientos clínicos que oferta "Sha Spa". Leyendo por encima, me atrevo a decir que muy parecido en varios aspectos a los que existen en cualquier clínica tradicional.
Una vez finalizado el periplo por la zona de aguas, vuelves a salir por el vestuario. Accedes por otro pasillo a una zona común, de espera de tratamientos con una barra donde poder tomar té de varias clases y agua. (aunque el té no llega a estar del todo caliente y el agua del todo fría). Se agradece que, allí mismo, puedes tomar un ascensor que comunica directamente con las habitaciones.
"Sha Spa"con dos señoritas que no he podido eliminar de la foto al no dominar "Photoshop"
Instalaciones y servicios
La explanada central del hotel, donde están situadas las piscinas y "Shamadi" es portentosa. La piscina, dividida en dos secciones, una con cascada de agua, la otra con un "infinity" que corta la respiración, tiene un fácil acceso y, aunque no es de agua templada, -no nos olvidemos que nos encontramos en Alfaz del Pi- tiene todas las características para relajarse y tomar el sol. Las tumbonas y camas balinesas, como el resto de mobiliario exterior, de la firma Gandía Blasco, son muy cómodas. Punto a corregir, faltaban toallas y en la hora que estuvimos disfrutando no acudió nadie a reponerlas. Como ya he escrito en otro post anterior "
De tumbonas y toallas", muchos huéspedes de hotel tienen la puñetera costumbre de, al retirarse de la zona de la piscina, no quitar sus toallas de su tumbona y echarla en los cestos. Ello conlleva que el siguiente no pueda utilizar la tumbona. Solución. Educar al huésped y obligar al personal encargado de la piscina a que estén muy atentos para retirarlas ellos en el caso del cliente olvidadizo y maleducado.

"Infinity pool" con acceso en rampa. Al fondo, zona de ascensores.
Zona de cascada de agua. A la derecha, "Shamadi"
Yacuzzi exterior justo enfrente de la piscina
En uno de los edificios del hotel se encuentra una "capilla de meditación", ecuménica y, por tanto, no destinada a ningún culto en particular y a todos a la vez. En el momento de mi estancia, un crucifijo y una imagen de la Virgen estaban situadas en el altar. Para los nuevos ricos: No se celebran bodas en ella.
Capilla ecuménica
El "
turn-down" muy correcto, el servicio de habitaciones muy rápido y eficaz. Punto de acceso a internet, muy bien provisto, cómodo y veloz. Biblioteca para uso de los huéspedes, "putting green" para divertirte un rato, pista de pádel y tenis muy bien cuidadas. Todo ello junto a cursos de cocina macrobiótica, clases de "enseñanza de vida" y múltiples actividades más que oportunamente son informadas a los clientes, forman el universo de servicios e instalaciones de este que, sin duda, lo podemos catalogar como el mejor Spa médico internacional. Aún hay que depurar fallos propios de los comienzos y estudiar la posibilidad de qué hacer con los que no participan de la dieta macrobiótica pero no podemos terminar sin felicitar a la familia Bataller por su audacia, visión de negocio y apuesta por el maravilloso "
Sha Wellness Clinic".